ERE
Griñán y los «Estados Unidos de Andalucía»
Las referencias internacionales marcan las intervenciones en la Cámara del presidente
Los siete meses de actividad parlamentaria de la IX legislatura han dejado una magra estela legislativa. Sí han levantado cierta expectación al tratarse de una etapa nueva, no vivida anteriormente, marcada por un Gobierno bipartito PSOE-IU. La resaca de las elecciones del 25 de marzo, en las que fallaron estrepitosamente las encuestas y el PP perdió su momento «al dente» de llegar a San Telmo, ha deparado cambios que también han marcado el ritmo de la Cámara autonómica: relevo en el liderazgo del PP-A, Zoido por Arenas en una operación relámpago, y el secretario general de IULV-CA, Diego Valderas, sentado a la izquierda de Griñán como teórico número dos, más indulgente con las líneas rojas de los recortes de lo prometido antes de los comicios.
Si algo ha dominado las intervenciones del presidente Griñán en el Parlamento han sido sus constantes referencias a cuestiones internacionales. No ha sorprendido teniendo en cuenta los antecedentes de la VIII legislatura, en la que Griñán también prestó mucha atención a los efectos de la economía alemana, a los días negros de la caída de Lehman Brothers o incluso a las consecuencias perversas del «dumping» chino. El ex presidente del PP-A, Javier Arenas, se afanó entonces con escaso éxito en intentar bajar la pelota al terreno andaluz, hasta que en una sesión de control al Ejecutivo, probablemente contagiado por las misiones discursivas de Griñán a Europa, acabó citando con más desparpajo que buen acento las noticias de portada del «Frankfurter Allgemeine».
La primera y última intervención de Arenas esta legislatura en la Cámara autonómica, donde sigue ahora como diputado raso, fue a principios de mayo, en el debate de investidura de Griñán. El resultado electoral marcó profundamente al ex presidente de los populares andaluces. Lo dejó fuera de juego. Seriamente tocado. No era para menos teniendo en cuenta los ocho años dedicado con ritmos de trabajo estajanovistas a propiciar el cambio en la comunidad. Se alejaba definitivamente el deseo buscado con fruición por Arenas desde que se midió por primera vez a Chaves en 1994. Se quedó entonces a 156.879 votos y a cuatro escaños del PSOE. En múltiples ocasiones ha dicho Arenas que a Chaves nunca se le borró el susto de aquella noche electoral.
El ex presidente del PP-A intervino en el debate de investidura el 3 de mayo, pero según miembros de su equipo en aquel momento practicamente tuvieron que convencerlo. Griñán, en su discurso incial del día antes, marcó la banda sonora del nuevo periodo de sesiones. Como informó este periódico, un tercio de su intervención la dedicó a analizar el discurrir de la política europea. Cargó contra Merkel y contra los mercados. Hasta cuarenta referencias hizo a Europa, mientras que sólo una, fugaz, dedicó al caso de los ERE fraudulentos, y fue para alabar la «rápida reacción» que la Junta tuvo en «la investigación y denuncia» del caso.
En junio el PP puso en marcha la operación relevo en el puente de mando del partido, anunciando Arenas que él y su fiel «número dos», Antonio Sanz, daban un paso atrás. El Congreso regional previsto para septiembre fue en julio, poco después que el del PSOE-A.
Las bridas parlamentarias las cogió el portavoz del PP-A en la Cámara, Carlos Rojas. Semanas de transición. El ex alcalde de Motril ya se había medido con la consejera de Hacienda en el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado y en junio protagonizó dos cara a cara con el presidente andaluz. También Rojas se esforzó en bajar a Griñán de la constelación internacional y de la confrontación con el Gobierno central: «Mire, hay que hablar de Andalucía, y ustedes y sus portavoces sólo hablan de los demás, sólo confrontan con los demás». «Quítese los guantes, señor Griñán, bájese del ring, póngase el mono de faena para trabajar por los andaluces, que es para lo que está aquí».
Tras el Congreso del PP en Granada una de las dudas era si Rojas seguiría preguntando a Griñán en las sesiones de control o asumiría este papel Zoido. La duda se resolvió rápido porque fue el nuevo presidente del PP-A el que intervino y se enfrentó a Griñán en el Pleno extraordinario del 25 de julio sobre el polémico decreto del Gobierno de estabilidad presupuestaria que incluía la supresión de la paga de Navidad a los funcionarios. Hay quien opinaba entonces dentro del PP que era más conveniente que siguiera Rojas preguntándole a Griñán para blindar a Zoido, ya que tenía muy visible el talón de Aquiles de la Alcaldía de Sevilla. Es aventurado pensar qué habría ocurrido si se hubiera tomado esa decisión. Lo que sí está claro es que Griñán ha disparado muchas veces a diana: «Ustedes tienen muchos problemas. Uno muy grave es el de la coherencia. Exigen a los demás que hagan todo aquello que ustedes no son capaces de hacer. Ni en la Comunidad Valenciana, ni en el Ayuntamiento de Sevilla, o en el Plan Centro de Sevilla, que no son capaces ni siquiera de hacerlo ustedes», le dijo en el último Pleno de noviembre.
Las referencias locales de Griñán a Sevilla para descolocar a Zoido –«desde que soy presidente le he recibido dos veces. Una como alcalde de Sevilla, me habló del Ayuntamiento de Sevilla, y otra como presidente del PP, me habló del Ayuntamiento de Sevilla»– no han nublado el apego internacional del presidente andaluz. En estos siete meses de actividad parlamentaria el presidente andaluz ha pasado revista quincenal al discurrir del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Internacional, el Bundesbank, Obama y su política de apoyo al crecimiento, los pasos de Hollande tras llegar al Elíseo, las alertas de la presidenta de Brasil sobre los efectos nocivos del austericidio... Hasta el III Reich, la República de Weimar y el Estatuto del Estado palestino (el Pleno del 29 de noviembre) han tenido hueco en los discursos parlamentarios del presidente de la Junta. Poco va a cambiar la situación, aunque Zoido ponga cierto empeño: «Señor Griñán, menos Obama y más Andalucía. Mejores cuentas y menos cuentos».
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