Teatro

Andalucía

«Hasta que no nos ponen al límite, no reaccionamos»

Bárbara Lennie e Irene Escolar representan la obra teatral “Hermanas”, de Pascal Rambert

Bárbara Lennie e Irene Escolar / Foto: Manuel Olmedo
Bárbara Lennie e Irene Escolar / Foto: Manuel Olmedolarazon

Las «Hermanas» Irene Escolar y Bárbara Lennie –nominada como actriz protagonista por «Petra» en los 31 Premios de la Academia de Cine Europeo (EFA-European Film Awards) entregados el sábado– agotaron los tres días de representación de la última obra de Pascal Rambert. Después del estreno en Sevilla, las espera Madrid.

Ahora que llega la época de las comidas familiares, esta obra parece un preludio de esas broncas que vienen.

Irene Escolar. No tanto, no es una bronca. Es más una defensa de las posturas de cada una a vida o muerte, pero no una bronca porque sí, hay mucho en juego, mucho amor, mucho rencor, mucha necesidad de hablar de cosas que no se han podido hablar.

Bárbara Lennie. No es una discusión cotidiana, yo lo situaría en otro plano, es la proyección de una discusión «a priori», pero a un nivel que uno no se imagina que podría ocurrir.

Rambert parece querer jugar en su teatro con los actores, llevándolos al límite, implicándolos de alguna manera, como, por ejemplo, haciendo que los personajes tomen sus nombres. ¿Afecta al actuar?

I.E. Yo curiosamente llevo tres funciones en las que me llamo por mi nombre: «Vania», «Un enemigo del pueblo» y en esta. La única diferencia si me hubiera llamado con otro nombre es que cuando me dicen «Irene» vuelvo al presente mucho más, me conecto con el aquí y el ahora.

B.L. Para mí sí hay algo que te remite a tu identidad de una manera mucho más directa, entonces te agarras más al artificio que es el texto. Pero es un tipo de teatro que demanda eso. Creo que el teatro contemporáneo cada vez se despoja más de toda esa parte para que la vida del que está allí sentado y los que están encima del escenario tenga una fluidez menos artificiosa.

Sus obras también buscan que el espectador no sea solo eso. Lo acerca y le hace sentir incómodo.

I.E. El otro día, decía alguien que había visto un ensayo que sentía como una especie de congoja.

El tema de los conflictos familiares es recurrente: casi siempre, por ese empeño en no romper con una persona muy opuesta. ¿Por qué existen esos hilos tan fuertes?

I.E. Ves cómo la infancia te marca de por vida: estás marcado por recuerdos, por un trato determinado, por sobreprotección o desprotección... tantas cosas que luego formarán quién eres. ¿Se puede escapar de eso? Pues no lo sé. Desde luego ellas dos son valientes y se enfrentan a todo eso.

B.L. Se enfrentan a su gran desencuentro. Hay una especie de necesidad de separarse y a la vez no poder llevarlo a cabo. Quieras que no los hermanos están ahí para siempre, ojalá los pudieras arrancar como un brazo, divorciarte, «tú sigues con tu vida y yo con la mía», pero no es así. Siempre estarán, aunque vivan en otro país y no te hables con ellos. Te vincula, es así, para el resto de tu vida. Igual que el padre y la madre y por eso la familia es el germen de la literatura, porque tiene una complejidad inabarcable.

El director escribió los papeles pensando en vosotras dos. ¿Serían intercambiables?

I.E. Sería divertido ponerse en la piel de la otra, pero ahora mismo imposible pensando en lo que nos ha costado aprendernos los papeles. Memorizar ha sido una pesadilla.

B.L. Sí, el infierno...

El público está muy presente durante la obra, ¿cuánto más cerca peor?

I.E. A mí que la gente esté cerca es algo que me gusta porque pienso que se disfruta mucho con el espectador. Aquí lo vemo, pero no se rompe la cuarta pared, es solo entre nosotras, como si estuviéramos en un ring y fuéramos a combatir.

Dice el autor francés que no le interesa la gente a la que todo le va bien. Que son aburridos.

B.L. Creo que se refiere a que no le interesa esa gente en su teatro. A unas personas les va mejor que a otros, evidentemente, vivimos en un mundo con grandes diferencias a todos los niveles. Nosotros podemos decir que nos va muy bien.

¿Y nos va a ir bien políticamente a partir de ahora en este país?

B.L. Vamos a ver... Para mí es una alerta de una realidad. No lo sé, estamos en un momento muy desconcertante y muy enervado, violento, todo el mundo salta a la primera. Me gustaría que hubiera más gente llamando a la tranquilidad, al análisis...

I.E. ...al pensamiento crítico, a la profundidad de las cosas.

B.L. Yo soy optimista de por sí en mi vida en general, pero estamos en un momento en que hay que meditar y estar muy atento a lo que pasa.

En su teatro, la palabra es fundamental. En España, a la sociedad, en general, se le va la fuerza por la boca.

B.L. Mire Francia, le han dado la vuelta, lo han quemado todo... en España somos un poco borregos. Somos una sociedad que hasta que no nos ponen al límite, no reaccionamos. Y nos gusta mucho el bar y la queja, es un tópico pero es verdad.