Imposible fin

Isabel Pantoja «for ever». La buena o mala suerte de la cantaora siempre genera polémica e información más o menos fidedigna.

Les había jurado que antes la muerte que volver al tema de la boda de Rocío Carrasco, pero en esto de contar historias de la vida misma termina uno como los políticos, que hoy pueden defender con entusiasmo un tema y al día siguiente con el mismo ardor condenarlo. El conde de Romanones, uno de los políticos con más largo recorrido en el reinado de Alfonso XIII, decía aquello de «jamás llegaré a un acuerdo con ese grupo... Al menos hoy».

Aprovechando que los quioscos todavía estaban calentitos con la salida extraordinaria de «¡Hola!» en domingo con el reclamo de la boda más intensa de los últimos años, «Semana» trae a su portada a Rocío Flores, hija de la novia. «Primeras declaraciones» pone como titular destacado a pie de foto. Con esta primera página colgada en los puntos de venta se da por hecho que la hija, que no fue invitada al enlace de su madre, ha realizado unas declaraciones. Esto podría hacer pensar que ha existido compensación económica, sobre todo teniendo en cuenta la habilidad del padre para estos menesteres. Cuando vas al interior, el amplio reportaje hace un recorrido por las circunstancias que han llevado a la ruptura de madre e hija, rematando la faena con una serie de mensajes colgados en las redes sociales por Rocío Flores, habitual en estas informaciones. Dedicándome a lo que me dedico, nunca entenderé que tanta gente, en vez de llevar un diario como se hacía antiguamente, tengan que contar para el mundo, con fotos incluidas, todo lo que les sucede a diario. Es más, en alguna ocasión que me han dicho aquello de «has visto cómo te ponen en ésta o aquella red social»; mi repuesta, que se ajusta a la verdad, es siempre la misma: «No sé ni acceder a esas redes. Además, si me critican por algo que he escrito o dicho públicamente están en su derecho, faltaría más. Si me insultan, para qué llevarse un disgusto. Y además empezar a perder tiempo y dinero, con posibles demandas es una batalla perdida. No se puede luchar contra métodos que son capaces de hundir bancos, a políticos y aflorar secretos financieros y políticos, amparados por las leyes».

Isabel Pantoja «for ever». La muerte de Juan Gabriel, nunca mejor dicho, tenía cola. «Diez minutos» anuncia en su portada, en exclusiva: «Isabel recibe una herencia millonaria. Un piso valorado en más de un millón de euros». Enseguida ha vuelto a todos los programas la suerte mala o buena de los cercanos a la cantaora, si al final ella siempre saca tajada... En fin, un repertorio de sobra conocido. De ser cierta la herencia, nada tendría de extraño, pues eran muy amigos, artísticamente habían compartido grandes éxitos y la vuelta a los escenarios de la estrella de la copla será precedida de un «cd» compuesto y producido por el astro mexicano, que además iba a colaborar muy activamente en la gira de reaparición, sobre todo en América. Volvamos al que titulan como «fastuoso piso». Efectivamente está en el centro de Madrid, en el barrio de Chueca, que aparte de ser un poco la sede oficial del mundo gay, es encantador y está cerca de casi todo. Pero no es un barrio de lujo, no es la zona del Prado, de Rosales o del barrio de Salamanca donde están las viviendas de más alto precio de la capital de España. Conozco que efectivamente Juan Gabriel, al conocer la zona, parecerle muy bohemia y divertida, sobrado de dinero, compró el piso, grande pero en no muy buen estado, con la intención de restaurarlo. El fin de la pasión que lo mantenía en la capital, además de sus deseos de hacer gira en España, se truncaron. Esta espina siempre la tuvo clavada en su orgullo de gran estrella e hizo que la restauración nunca se realizara. La división de la casa –nueve habitaciones– es para montar una pensión que llevara por nombre «casa Paquita, la del barrio». Con esto quiero decir que la mitad de la mitad. Desconozco qué gravamen tienen en México las herencias y de qué forma estaba registrada la propiedad. En cualquier caso, lo que queda demostrado, siempre si es cierta la noticia, es el cariño y la admiración que el divo mexicano sentía por Isabel Pantoja.

«Lectura» pone en su portada una terna que genera, como la canción de Raphael, escándalo. Sonia Moldes, Alessandro Lequio y Olvido Hormigos. La ya casi olvidada Moldes aprovecha que las aguas del temporal bajan sucias y se apunta al yo también he estado en la cama con el conde, mientras aparentemente era felicísimo con su mujer actual. Sonia tuvo una historia muy apasionada con Alessandro, conocida públicamente y nunca negada por ninguno de sus protagonistas. El tema es que Moldes afirma que la historia en «plan Guadiana», ha tenido continuidad. Cierto o falso, lo que es seguro es que piensa sacar un buen dinero de este mini-escándalo. De todo lo que he oído del caso lo que más me ha llamado la atención es lo dicho por el aristócrata en el programa de Ana Rosa, del que es colaborador desde hace muchos años: «Lo que digan de mí me lo he ganado a pulso, pero deben tener en cuenta que con ciertas afirmaciones se hace mucho daño a terceras personas». Como dirían en Málaga, «pa’reventar», como en los más de veinte años que lleva en la tele, no se ha aplicado él nunca algo tan ético y digno como invoca, tener en cuenta el daño a terceras personas.