Entrevista

Ismael Serrano: «Mi generación no ha sido capaz de escribir un relato propio»

Sus veinte años en la música coinciden con «tiempos cruciales»: «Quizá hemos perdido la conciencia de nuestra capacidad para influir»

El cantautor Ismael Serrano ha discutido con Alfonso Reyes por el coronavirus y Ayuso
El cantautor Ismael Serrano ha discutido con Alfonso Reyes por el coronavirus y Ayusolarazon

Sus veinte años en la música coinciden con «tiempos cruciales»: «Quizá hemos perdido la conciencia de nuestra capacidad para influir»

–El escenario en España está convulso. Venimos de una manifestación feminista histórica.

–Estamos viviendo en muchos aspectos unos tiempos cruciales. Demuestra sobre todo que hay una ciudadanía que quiere ser tenida en cuenta y responde ante la restricción de libertades que estamos teniendo.

–¿Se está respondiendo poco para lo que nos están agrediendo?

–Sí, pero no deja de ser reveladora la convocatoria del 8 de marzo. Quizá no respondiéramos todo lo que debiéramos, quizá hemos perdido la conciencia de nuestra capacidad para influir.

–Esta situación para los cantautores es un caldo de cultivo maravilloso.

–Motivos no faltan, aunque creo que las canciones más que para remover conciencias sirven para generar espacios de encuentro y hoy más que nunca son necesarios para recuperar esa conciencia de que no estamos solos cuando cuestionamos esa realidad.

–¿Habrá una canción?

–Lo merecería, pero uno siente que en circunstancias así no tiene que ser la voz de ese relato, tendría que ser una mujer.

–Las redes sociales también se han erigido en espacio de encuentro pero a veces no se sabe qué es fantasía y qué realidad, si lo que se habla ahí se trasladará a la calle.

–Tienen una parte de espejismo en el que proyectamos una fantasía de participación que luego no es tan efectiva en la vida real. Genera la ilusión de que por ejemplo somos activistas porque retuiteamos y firmamos en Change.org

–Joaquín Sabina ha acabado negándolo todo, hasta la verdad, y eso que él no tiene Twitter. ¿Niega algo de estos veinte años de carrera?

–Creo que hay una cierta ironía en ese lo niego todo. A mí me gustaría pensar que lo que define a un cantautor es la coherencia, su éxito no depende de un fenómeno puntual. Ni siquiera los errores nos definen, nos podemos equivocar muchas veces.

–Dice Chomsky que la gente ya no cree en los hechos. ¿En qué creemos entonces?

–Pues es una buena pregunta porque no se sabe muy bien. Lo que leemos en Internet lo asumimos como verdad inapelable: damos más veracidad a lo que pone la Wikipedia que a lo que dice un académico. La verdad es difícil de encontrar porque el caudal de información es tan grande que al final se convierte en ruido.

–De ese ruido habla en el disco, de lo que ocurriría si parase.

–Creo que la canción de autor y ciertas músicas buscan un paréntesis que permita reflexionar. Me parece muy bien que haya música para la evasión, que se practique el escapismo, yo lo hago muchas veces, pero debe haber un espacio para la calma. Con respecto al ruido también ocurre que la política debiera eludirlo, o al menos atenuarlo, y se alimenta de manera interesada para conformar frentes monolíticos.

–«Papá cuéntame otra vez» salió en su primer disco y sigue de actualidad. Ahora en vez de «morir en Bosnia», «mueren en Siria». ¿Podrá dejar de cantarla alguna vez?

–Es difícil porque se ha ido actualizando tristemente. Es verdad que ahora tiene también una lectura positiva: hay una nueva generación que está escribiendo un relato propio, mi generación no ha sido capaz de escribirlo. En esa canción reprochábamos a nuestros padres el fracaso del mundo en el que vivíamos. Los chavales están buscando nuevos liderazgos, nuevas formas de expresión. Las redes sociales, que hemos hablado muy mal de ellas, sirven precisamente para eso.

–Lo están construyendo porque se han visto obligados.

–Lo que les lleva construirlo es la situación de emergencia que viven. No sé dónde leía que la felicidad consistía en nuestra capacidad para hacer planes y llevarlos a cabo. Convengamos en que sobre todo los más jóvenes no tienen esa capacidad porque todo es inestable y sienten que se les escapa de las manos su propia vida.

–Había una pancarta del 8M que decía «no puedo creer que tenga que seguir protestando hoy por esta mierda».

–Sí, sí, tal cual. Hay una resistencia natural de las partes más conservadoras de la sociedad, que no quieren que la cosa cambie. No se trata de ser rupturista y dejar de lado toda la contribución que se ha hecho, que es innegable, pero es una generación que ha taponado el acceso de la gente joven.

–Estar de gira es un buen momento para leer, ¿echa muchos libros en la maleta?

–Acabo de terminar uno muy bonito, «República luminosa», y ahora tengo pendiente empezar «Fariña» –secuestrado por un juez–. El tema me parece sumamente interesante y lo hago además como un acto de rebeldía.

–¿Qué queda de aquel Ismael que cantaba canciones onanistas en sus primeros discos?

–Bueno, algo quedará porque llega un momento en tu vida en que haces un camino de vuelta. Uno se va librando de prejuicios. Cuando eres joven quieres que te tomen tan, tan en serio que uno se pone circunspecto y solemne a veces en exceso.