IU, partícipe de los recortes de Griñán

La consejera de Fomento y Vivienda ha expresado con entusiasmo su «comodidad» dentro del Gobierno andaluz. Elena Cortés, la misma que no dudó en solidarizarse hace unos meses con los trabajadores de Santana apostados frente al Palacio de San Telmo para protestar contra su compañero en el Ejecutivo Antonio Ávila, defiende la presencia de IU en la Junta. Y para contrarrestar a los críticos de su partido, asegura que la presencia de la coalición de izquierdas garantiza que la política andaluza se sitúe «al servicio de las víctimas de la crisis». La legítima postura de IU no puede ocultar que su apoyo al Gobierno socialista lo hace corresponsable de las decisiones que se tomen en el seno de la Junta de Andalucía. La unión de fuerzas e intereses en torno a un enemigo imaginario como el Gobierno central no soslaya que IU, para un sector de su propio partido, se esté dejando jirones de credibilidad en menos de un año. ¿Justifica un plan para el fomento de la bicicleta su presencia en el Ejecutivo a costa de permitir el despido de trabajadores en el Servicio Andaluz de Empleo o de dar cobertura política a los recortes en el Servicio Andaluz de Salud? Es probable que a corto plazo IU no sufra desgaste alguno. Incluso que encuestas como la que el viernes hará pública el Instituto de Estudios Sociales Avanzados le otorguen un aumento en intención de voto. Su problema vendrá después. Cuando las contradicciones entre su programa político de toda la vida y la hoja de servicios del Gobierno andaluz no concuerde. Entonces la «comodidad» podrá pasarles factura. Mientras, PSOE e IU mantienen su pacto por el poder.