Internet
«La educación sobre internet es bochornosa»
El profesor del Área de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide, Rafael Rodríguez Prieto, compara el aprendizaje digital actual con la educación sexual que se adquiere en un prostíbulo
La Comisión Europea ha impuesto una multa récord a Google de 2.420 millones de euros por perjudicar a sus rivales online. En concreto, Bruselas le acusa de favorecer su servicio de comparación de precios, Google Shopping, a costa de sus rivales en los resultados de búsqueda en abuso de poder dominante. Además, hay otras dos investigaciones abiertas a la compañía por parte de la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, que también podrían concluir en sendas multas millonarias.
Rafael Rodríguez Prieto, profesor del Área de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide, analiza el papel de las grandes empresas de Internet respecto al ejercicio de los derechos fundamentales. Junto con el profesor Fernando Martínez Cabezudo, ha publicado “Poder e Internet” (Cátedra, 2016), en el que se analizan las posibilidades, desarrollo, estatuto jurídico e implicaciones sociales de Internet. Cuestiones como la herencia digital y su sucesión son contrarios en estos momentos a los intereses de los usuarios de la Red.
El profesor Rodríguez Prieto cree que los parlamentos no están haciendo su trabajo regulando Internet para evitar que la posición dominante de las grandes empresas convierta a los ciudadanos y ciudadanas en siervos digitales: “La Unión Europea es un ejemplo de negligencia y de falta de interés en poner en su sitio a empresas que abusan de su poder. Las multas, cuando han llegado, han sido ridículas hasta ahora y la influencia de los lobbies en Bruselas puede generar una corrupción que deje pequeño cualquier caso que se produzca en los estados miembros. Otro ejemplo es la lesiva regulación de la neutralidad en la Red. Se ignora la importancia del cuerpo físico de Internet porque se desconoce que la mayoría de la nube se encuentra en manos privadas. Hay que proteger a la ciudadanía frente a ataques contra su intimidad, sus derechos fundamentales o desarrollar un buen y equilibrado uso de Internet. Atender estas cuestiones debería ser para los gobiernos tan prioritario como defenderla del ciberterrorismo”.
Según una investigación de Rafael Rodríguez junto con el profesor Fernando Martínez, existe jurisprudencia del Tribunal Supremo que avalaría la ilegalidad de términos y condiciones de uso de empresas muy importantes de Internet. “Solo hace falta que se lleve a los tribunales de justicia a estas corporaciones por sus abusos. Además, esta situación puede empeorar con el Internet de las cosas. Imaginemos que nuestra nevera aporta información al supermercado sobre nuestros gustos para realizar la compra, pero alguien se mete en el sistema o venden sus datos. Puede que cuando quieras hacerte un seguro de salud, te lo denieguen por consumir demasiadas latas de refrescos”, explica el docente.
El profesor de la UPO explica que cuando una persona usuaria de una red social tiene que litigar con esa compañía en el Tribunal de Distrito del Estado de California, por ejemplo, se están vulnerando sus derechos fundamentales: “Recientemente un auto de un juzgado de Primera Instancia de Valencia ha considerado que, de acuerdo a la jurisprudencia del Tribunal Supremo, la cláusula de sumisión a tribunales extranjeros tiene carácter rigurosamente excepcional y ha dado la razón a una horchatería a la que Facebook cerró su perfil. El auto, sobre la posición predominante de Facebook, señala que dificulta o limita de forma significativa el derecho a la tutela judicial efectiva de los usuarios de la red, sean personas físicas o profesionales. Es una puesta al día de la típica mentalidad neocolonial”.
La introducción de los conceptos de herencia y sucesión digital son una reciente novedad en el ámbito internauta. El profesor de la UPO explica que la sucesión digital por mortis causa, como modo de adquirir los bienes, derechos y obligaciones transmisibles de una persona difunta en el ámbito de Internet, hoy en día deja en situación de indefensión a los usuarios. “Las empresas se arrogan todos los derechos sobre el rastro digital de una persona y prácticamente ninguna obligación. De hecho, ya no es raro encontrarse con casos de familiares que pretenden acceder y gestionar perfiles o cuentas de fallecidos y se dan de bruces con una realidad en la que todo son impedimentos o tienen que realizar gestiones donde la última palabra siempre corresponde a la empresa. Facebook, por ejemplo, te da la opción de pasar la cuenta a conmemorativa, que es la política de la empresa. En este caso, el contacto de legado tendrá una serie de opciones, que no derechos. Este contacto de legado no podrá entrar en la cuenta del titular, cambiar publicaciones ni eliminar personas de la lista de amigos. Imaginemos entonces el caso de una mujer asesinada por su marido y que tuviera a este entre sus amigos de Facebook. Después de su muerte, podría darse la macabra e insultante circunstancia de ser su “amigo”. Cuando se intenta retirar la cuenta, el procedimiento se complica”.
El profesor de la UPO cree que la situación es más grave de lo que debería porque “la educación sobre Internet es bochornosa. Estamos a un nivel semejante al de contemplar que la educación sexual es algo que se debe adquirir en un prostíbulo. No existe. Nuestros jóvenes deberían tener la oportunidad de experimentar un Internet que les ayude a aumentar su curiosidad por el conocimiento y que se integre en su vida de una forma equilibrada y responsable pero lo que sucede es justo lo contrario. En general, la gente no usa Internet sino que utilizan aplicaciones privadas sobre las que no se tiene control y a las que se suministran datos de forma gratuita. Se está aculturando a la gente, especialmente a los jóvenes, para que se acostumbren a realizar un trabajo que no les corresponde y así ahorren millones a grandes empresas. Por ejemplo, la banca on line es una forma de trabajar gratis para un sector que gana millones y al que se imponen escasas obligaciones”.
Respecto al uso que se hace hoy en día de Internet, Rodríguez Prieto destaca “la preocupante falta de concentración que estimula el constante acceso mediante aplicaciones de mensajería instantánea. Hemos escuchado a demasiados charlatanes hablarnos sobre nativos digitales o la multitarea pero lo cierto es que los dueños de los gigantes de Internet llevan a sus hijos y nietos a colegios donde se utiliza la tiza y el borrador tradicional y limitan muchísimo su acceso a Internet. Creo que los padres que se enorgullecen de lo bien que su hijo accede a Internet o maneja la tableta y el móvil son, simple y llanamente, necios. Dejar a un niño con acceso a Internet y sin un adulto que lo supervise debería llevar a los padres directamente a la cárcel y engendros como los grupos de WhatsApp de padres deberían estar proscritos. Lo importante es que nuestros hijos ejerciten su imaginación, la concentración y la reflexión; y eso se logra con lectura, ajedrez y, ¿por qué no?, aburriéndose”.
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