Andalucía
La hora de Ruiz
Posiblemente distraído, entre el lunes y el domingo, por la celebración de una boda que en verdad se nos fue de las manos, me pasaron desapercibidas las estentóreas e indignadas reacciones al horrendo infanticidio de Las Norias de Daza de esos colectivos que, quizá con legitimidad o puede que no, abonan sus nóminas gracias al sistemático bramido contra la violencia intrafamiliar (que ellos denominan machista). O tal vez callaron como suripantas, y mira que me extraña, al saber que el cónyuge que asesinó a su hijo de siete años al serle retirada la patria potestad se llamaba Ana María y era su madre, de quien todos en la pedanía ejidense conocían su propensión a zurrarle al pobre Sergio, al que terminó estrangulando. «La Justicia le habría retirado la custodia, e incluso el derecho de visita, hace mucho tiempo si hubiese sido el padre. Pero todo es distinto según el sexo del maltratador...», lamenta una abogada de familia que prefiere ocultar su nombre «para no excitar la animadversión contra mis clientes en los Juzgados de Violencia contra la Mujer». Evidentemente, una persona que ha cometido semejante monstruosidad no está en pleno uso de sus facultades mentales, atenuante que también habría de esgrimirse cuando el criminal resultase ser un hombre. Y tampoco deberían construirse teorías antropológicas a partir de estos casos de perversión, ya que la estadística no avala la existencia de un patrón de género en estos asesinatos por el sencillo motivo de que no existe una computación oficial de los que son cometidos por mujeres. Ahí se le presenta a Rocío Ruiz, la impetuosa consejera de Igualdad, una oportunidad para apartar a su partido, Ciudadanos, de la senda del feminismo rabioso en la que se ha embarcado para pasmo de esos votantes que abandonan en masa la casa naranja.
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