Lucas Haurie
La identidad da risa
El público, qué cosa. Habla pueblo habla. Casi nueve millones de espectadores (un share estratosférico del 45,7%) vieron anteanoche «Ocho apellidos vascos» en la tele. La comedia de Emilio Martínez Lázaro ni siquiera tiene una trama original, sino que recoge el testigo de la francesa «Bienvenidos al Norte» y de «Bienvenidos al Sur», su secuela italiana. He aquí tres películas vilipendiadas por la crítica pero con indudable éxito. Borja Cobeaga, uno de sus guionistas, comentaba en un tuit que la suya es como «el PP del cine. Sufre el desprecio de todos pero luego gana las elecciones». Lo poseyó el espíritu de Arriola. Los datos regionalizados de audiencia nos muestran que el éxito fue similar en las diversas regiones de España, es decir, que los ciudadanos andaluces, manchegos, vascos o catalanes responden a idénticos estímulos cuando de disfrutar de una comedia se trata. Y ni siquiera se distinguen tanto, ahí están sus precursoras, de los gustos de franceses e italianos. ¿Dónde quedan esos hechos diferenciales que conceden mayores derechos históricos a unos territorios que a otros? ¿No eran, señor Junqueras, incluso genéticamente distintos los oprimidos que los opresores? En las tres grandes naciones latinas, se repiten los clichés: en ciertas comarcas son unos brutos, en otras son más graciosos, en algunas parecen paletos... mientras que en la capital, indefectiblemente, se observa con indiferencia (o peor: con curiosidad de zoólogo) a los «provincianos». Y todavía andan ciertos palurdos enredados con la construcción de paisitos, en lo que ponen el mismo empeño con el que nuestra cateta administración regional sublima los rasgos identitarios. Lo sano es tomarse a risa estas memeces.
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