Ministerio de Justicia

La Justicia, la nuestra

La Razón
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A nadie puede sorprender a estas alturas la reacción que ha provocado el fallo de la Audiencia de Navarra sobre el archiconocido caso de la Manada. Si los jueces dictan penas al gusto de cada cual, se hace justicia; si no, la justicia es poco menos que una fumarola intestinal. Es el signo de estos tiempos de indignación y furia: un cursi eslogan difundido en una red social vale más que la detenida lectura de una sentencia armada con miles de horas de investigación judicial. Es lo que hay. Que los magistrados hayan considerado que no hubo violencia o intimidación en los abusos sexuales practicados, en virtud, entre otras evidencias, de las declaraciones realizadas en la vista por la propia víctima, ha provocado las iras de la turba feminista, que convocó de inmediato una ristra volcánica de manifestaciones por toda España para protestar contra la «justicia patriarcal». Arrea. Siguiendo el ejemplo de los independentistas catalanes, es posible que la avanzadilla de estos grupos que se hacen llamar feministas lleven a cabo en los próximos días acciones de señalamiento, persecución y acoso sobre jueces y fiscales. Pero con la sonrisa por delante, «nen», que no es violencia, que no. Los cinco jóvenes sevillanos, un grupo más de todos esos indeseables que acuden a la fiesta de San Fermín como quien revive «El jardín de las delicias» de El Bosco, llevaba un año y nueve meses en prisión preventiva. Serán nueve años en prisión efectiva. Pero el gentío pide más. Si hay recurso contra la sentencia, decidirá la instancia superior, aunque visto lo de ayer no resulta difícil de entender que muchos (y muchas) preferirían un linchamiento en toda regla. Su justicia no es la de los jueces sino la popular, la de uno mismo y la de los camaradas que sepamos persuadir con eslóganes. Ésa era la revolución, que rima con mojón.