Historia

Londres

La piel de la pantera

Entre las joyas que les esperan destacan «La noche del cazador», «Los cuatrocientos golpes», «Toro Salvaje» o «Roma, ciudad abierta»

Ava Gardner, en «Mogambo»
Ava Gardner, en «Mogambo»larazon

«The ice, as for me, goes to my head» (El hielo, a mí, se me sube a la cabeza). Todo quedaba dicho entre Honey Bear Kelly y Victor Maxwell, o mejor dicho, entre Ava Gardner y Clark Gable en «Mogambo»; el filme que unió a aquella jovencita de Carolina del Norte con el hombre que sabía tratar a la señorita sureña con una fusta de seda. A la actriz, rodar aquella película a comienzos de los años cincuenta le vino como anillo al dedo para dar gasolina a su mito en la gran pantalla. Ya era el animal más bello del mundo, pero frente a la candidez superficial de Grace Kelly en las sabanas de Kenia y Uganda, la Gardner se convertía en una verdadera pantera negra de ojos verdes. De safari en el jeep, duchándose al aire libre dejando ver sólo sus blanquísimos hombros o cantando, muerta de celos, «Caminando entre el centeno» sobresalía de manera sobrenatural frente al resto del reparto. El domingo volverá a hacerlo en el granadino Teatro Isabel «La Católica» dentro de la programación del Festival Internacional de Cine Clásico de Granada «Retroback», que dedica su actual edición a la intérprete norteamericana. Por la tarde, «La condesa descalza» cierra este homenaje que ha reunido varios de sus mejores papeles frente a la cámara con títulos como «55 días en Pekín» o «La noche de la iguana».

Junto a las proyecciones, dos muestras sirven para acceder a su universo más íntimo y personal. «El animal más bello del mundo» es un recorrido por los vestidos que llevó la diva en las grandes ocasiones bajo el lema creado para ella por la Metro. Satén, seda o terciopelo en los diseños de los más imporantes modistos del momento, que dan una idea de su peso en la industria del espectáculo en la segunda mitad del siglo XX. Realizada con la colaboración del Museo Oficial de Ava Gardner en Smithfield, permite al visitante entrar en un armario donde había piezas de Irene Lentz, Fontana Sister, bolsos y zapatos de Gucci o un impresionante vestido negro firmado por Bergdorf-Goodman lucido en la década de los 60. Mientras, en plena calle, «Constelación Ava» repasa las mejores instantáneas de la actriz en los brazos de Burt Lancaster, Gregory Peck, Clark Gable o Humprey Bogart. Escenas de un momento único en la historia del cine, a medio camino entre la etapa de los grandes estudios y las primeras creaciones de «autor».

Su dimensión de icono sexual contrastaba con los intereses de la chica sencilla que llega a la meca del cine para ser feliz. En el fondo, sólo buscaba formar una familia y vivir con cierta seguridad, aunque tuviera la determinación de casarse, virgen y sin haber besado a un hombre jamás, con la mayor estrella del momento. La de entonces, 1942, era Mickey Rooney, quien medía tan sólo 1,60 metros y estaba más ocupado en sus amigos que en Ava. No duraron ni un año y luego cayó en los brazos de Artie Shaw. Tampoco cuajó aquello y su personalidad rebelde seguía despojándose de la férrea moral impuesta en la niñez por una madre baptista. Antes de conocer a Luis Miguel Dominguín estuvo en la Costa Brava con Mario Cabré, siendo entonces la esposa de un «crooner» y actor en horas bajas llamado Frank Sinatra. Es ella quien relanza su carrera y le consigue un contrato en Columbia que le permite rodar «De aquí a la eternidad» y ganar un Óscar, pese a que el cantante se pasara los ratos libres bebiendo con Montgomery Cliff. Aunque su relación se acabó a los seis años de matrimonio, el cantante pagó el millón de euros que costó su tratamiento de cáncer cuando ella ya llevaba varios años viviendo en Londres tras pasar una larga estancia española sufientemente conocida y mitificada tanto por la memoria edulcorada como por la propaganda franquista de la época.

Volviendo al festival, entre las joyas que les esperan a lo largo del fin de semana destacan «La noche del cazador», «Los cuatrocientos golpes», «Toro Salvaje» o «Roma, ciudad abierta». Sin embargo, no se pierdan hoy a las 17:30 horas «Persona», de Ingmar Bergman. Poco más de 80 minutos de introspección en la soledad, el silencio, el miedo, la muerte y el abismo desde el punto de vista de un montaje y una planificación que siguen sorprendiendo 48 años después de grabarse en el más exquisito blanco y negro.