Sevilla

Las prisas de cara a la galería de Valderas

La Razón
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Un vicepresidente sin sitio

El vicepresidente Diego Valderas lleva semanas moviéndose para asegurar su continuidad en el Gobierno andaluz. La decisión de Griñán y el ascenso de Antonio Maíllo al puesto de coordinador general lo situaban en una situación comprometida, sin poder orgánico y con la amenaza de que el «relevo generacional» lo dejara descolocado. Con su continuidad asegurada, el siguiente paso es dar imagen de firmeza ante su socio. Es decir, todo lo contrario que hasta ahora, ya que dentro de IU hay voces que le reprochan su seguidismo con el PSOE. Por eso, en unas declaraciones a Efe ha querido aparentar firmeza y ha exigido a Susana Díaz que elabore el futuro Gobierno «con rapidez» para que como muy tarde el 15 de septiembre esté en «plena forma y en pleno funcionamiento». Sabe muy bien Valderas que Díaz tomará posesión el 7 de septiembre y que el nuevo Ejecutivo se presentará el lunes 9. No habrá, por tanto, impedimento para que el martes 10 se produzca el primer Consejo de Gobierno. Sin embargo, el vicepresidente, desubicado y desdibujado, quiere hacerse valer y asegura que «Andalucía no se puede permitir el lujo de perder ni un minuto». Como si el bipartito no llevara ya un año a trompicones...

El destino de Griñán

Con el cargo de senador esperándole, Griñán deja la Junta pero no la política. De momento, continuará como presidente del PSOE y como secretario general del PSOE-A, algo extraño para quien aboga por dejar paso a los más jóvenes. Fue Griñán el que reclamó a Chaves que dejara el mando del partido para evitar la bicefalia y ahora se resiste –o espera el momento oportuno– a abandonar sus cargos orgánicos. La cohabitación con Díaz no debe ser difícil; la actual consejera de Presidencia es también secretaria provincial del PSOE en Sevilla, por lo que estará a las órdenes de Griñán dentro del partido, al tiempo que buscará hacerse un hueco en la política al margen del legado que recibió de su predecesor. Y todo ello con la inestabilidad que supone necesitar los votos de IU en un entorno de crisis económica. Difícil propósito el que le espera.

El regreso de Alaya

De los 116 imputados en el caso de los ERE, 73 tienen aún que prestar declaración. La juez regresará de sus vacaciones en septiembre y se espera que dé un nuevo impulso al caso, tal y como le reclaman desde los ámbitos judicial y político. El problema es que la Junta está inmersa en un cambio en la Presidencia que centrará el comienzo del mes. Si toma alguna decisión, ¿también estará solapando al PSOE? Las insinuaciones se desmontan solas.

Los manejos de UGT

Sobresueldos para sus dirigentes, comisiones en los ERE por trabajos de dudosa necesidad, facturas de trabajos del sindicato cargados a cursos de formación para el empleo... Los casos en los que se ve envuelto UGT conforman una cada vez más extensa lista sin que la institución arroje luz alguna y se limite a esperar que pase la tormenta. La Justicia –gracias a un sindicato de funcionarios como Manos Limpias y no a la Junta, de donde sale el dinero– dictaminará el alcance de estas actuaciones, pero la credibilidad sindical, ya de por sí muy resentida, es ahora mismo nula.