Europa

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«Lo que más afecta es la situación socioeconómica y la percepción de corrupción generalizada»

Pide «colaboración» al Gobierno y lamenta estrategias equivocadas que hacen que ahora se pelee «por las migajas» del turismo ruso

«Lo que más afecta es la situación socioeconómica y la percepción de corrupción generalizada»
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SEVILLA- Las perspectivas turísticas de enero no han sido positivas. ¿Es un síntoma de que el año va a ser malo?

–2013 es un año complicado. Ya lo fue 2012, que en Andalucía se pudo salvar razonablemente gracias al empuje del turismo internacional.

–¿La crisis ha llegado al sector turístico?

–Es un sector que depende de dos factores: la capacidad de consumo y las perspectivas, la sensación de optimismo en la sociedad. De mantenerse esta situación de recortes en derechos y prestaciones, que duda cabe que el turismo no es una isla. Si las políticas que se imponen en España y en Europa se basan sólo en la austeridad y los recortes, pedir que la gente siga haciendo turismo es pedir un milagro. He dicho en alguna ocasión que las vacaciones son un derecho que no se puede ejercer si no hay derecho al trabajo. Eso no significa que nos quedemos cruzados de brazos: hemos elaborado un Plan de Acción en 2013 aprobado por unanimidad y vamos a promocionar la marca Andalucía. Mientras siga lloviendo, el objetivo es que el paraguas del sector turístico andaluz sea amplio para que no nos inunde.

–¿El turismo, por tanto, tiene ideología?

–Es una pregunta que encierra respuestas que no son fáciles. El turismo depende del consumo, por tanto, las políticas económicas influyen en los flujos turísticos. Si las políticas económicas son de recortes de déficit y limitación de la renta familiar disponible, eso afecta al turismo. Si las políticas impositivas son tan contraproducentes como la subida del IVA hecha en este país, eso tiene un efecto directo. La línea ideológica revierte. Ahora bien, en materia de promoción turística ahí es una política más neutra.

–¿Cómo se integra la «marca Andalucía» en la «marca España»?

–Andalucía es una marca consolidada en mercados como el inglés, alemán o francés. En otros mercados sí es importante integrarnos en la «marca España» porque existe sinergia. Así se lo hemos expresado a Turespaña. Pero queremos que haya garantías: estamos preocupados de que se favorezca a determinados lobbies.

–¿Teme discriminación por parte de Turespaña?

–Sí, lo tememos.

–¿Por motivos ideológicos?

–No, en este caso no. Hay intereses económicos y territoriales. Los lobbies turísticos que existen en España tienen anclados sus intereses en Cataluña y Baleares. Desconocemos formalmente el plan de Turespaña y vemos con preocupación que no se garanticen los intereses territoriales de toda España. Para los mercados emergentes como el ruso o el chino es importante la colaboración.

–Se habla mucho de la oportunidad del mercado chino. ¿No cree que turísticamente es demasiado complejo?

–Lo mismo se pensaba del ruso y se dejó de actuar en él. El resultado es que el año pasado vinieron a España un millón de turistas rusos; de ellos, 70.000 a Andalucía. Otros que apostaron en su momento por Rusia, recibieron 700.000, fundamentalmente Cataluña. Lo básico es saber dónde están los flujos emisores de futuro y posicionarnos para cuando erosionen. Hablamos del mercado chino o del indio. En 2020 duplicarán al resto de mercados juntos. Sólo con recibir un uno por ciento de toda la capacidad turística de emisión china de aquí a diez años, a Andalucía vendrían cientos de miles. Hay que estar posicionados ahí para que no suceda como con Rusia, donde hoy estamos peleando por las migajas.

–Las manifestaciones y la crispación afecta a la «marca España», pero también lo hará a la «marca Andalucía».

–Al sector turístico todo le afecta, es muy sensible. Pero ahora mismo lo que más afecta a la «marca España» y la «marca Andalucía» es la situación socioeconómica y la percepción de corrupción generalizada en todas las instancias y poderes públicos. Eso no es bueno para la proyección internacional. Es un problema que dificulta todos los flujos turísticos. Es fundamental cambiar las políticas que nos están conduciendo a la ruina: es como la parábola del rey desnudo, salvo que aquí todos le estamos diciendo al rey que va desnudo. Por eso las políticas económicas deben cambiar: lo está diciendo el FMI o la administración norteamericana y no desde un sesgo político.

–Acaban de firmar el Pacto por el Turismo, que tiene varios objetivos: ¿con cuál de ellos se sentiría más satisfecho si al final de su mandato considera que se ha cumplido?

–No puedo elegir. Establecemos once líneas estratégicas y todas nos parecen fundamentales. Somos conscientes de que su desarrollo y ejecución no es fácil. No depende sólo del Gobierno y los agentes sociales. Ahora bien, existirían tres elementos fundamentales: hay que superar la estacionalidad; crear empleo estable y de calidad; y mejorar la propia calidad del destino turístico. Andalucía debe ofrecer algo más, vender algo diferente. El Pacto por el Turismo no es una suma de cuestiones teóricas y recurrencias. Hay objetivos concretos.

–¿No cree que falta profesionalización en el sector turístico y el empleo se ve como un refugio, como algo temporal?

–Sí. Un trabajador que no sea estable y no tenga perspectivas de futuro no va a formarse. Por eso es básico para la calidad del turismo la implicación también del empresario.

–¿Considera necesaria una autoridad única de turismo que aglutine de alguna forma a patronatos, consorcios y demás administraciones que operan en el sector?

–Eso es complicado. Soy un absoluto defensor de la coordinación antes que de la imposición. Cuando llegamos a la Consejería esa coordinación se reducía a presencias en algunas ferias internacionales. Operadores turísticos públicos tenían líneas de promoción que duplicaban las de la Consejería. El primer objetivo que nos marcamos fue coordinar todas las líneas de promoción y ha quedado plasmado en el Plan de Acción de 2013. Lo hemos firmado con los 8 patronatos provinciales y con los empresarios y vamos a desarrollar 391 acciones, 180 más que en 2013. Es un ejemplo de colaboración institucional. La Junta aporta 24 millones de euros, los patronatos casi 2 millones y unos 500.000 euros del sector privado. El sector privado no sólo debe decidir sino también aportar y hemos encontrado una receptividad absoluta.

–Entiendo que es usted partidario de la colaboración público-privada.

–En el ámbito de la promoción turística por supuesto, es imprescindible. Y lo estamos haciendo.

–¿Andalucía necesita cinco aeropuertos, seis con el de Córdoba?

–No sé si los necesita, ahora mismo no estamos en ese debate. Andalucía tiene cinco aeropuertos y nuestro ámbito de responsabilidad es que sean rentables.

–Pero parece complicado rentabilizarlos.

–Depende. En el aeropuerto de Jerez se han invertido más de 100 millones de euros. No lo ha hecho IU, pero lo responsable es garantizar que el dinero no se tira a una papelera. En Córdoba, más de 200. Me comentaban los trabajadores del aeropuerto de Jerez que se ha hecho una inversión de casi diez millones de euros para llevar el ferrocarril al aeropuerto con un apeadero inutilizado porque no hay tren que vaya hasta allí. Por tanto, si yo tuviera que diseñar un mapa de infraestructuras aeroportuarias en Andalucía posiblemente no contemplaría los cinco aeropuertos ni los tres del País Vasco. Hemos pedido una reunión con la ministra de Fomento para conocer sus planes y que AENA sepa qué opina el Gobierno de Andalucía de esos aeropuertos aunque no sean de su competencia. Todavía estamos esperando esa respuesta. Y precisamente para que Andalucía sea competitiva en mercados como el ruso, el chino o el indio son imprescindibles los aeropuertos de Málaga y Sevilla. La política de éste último debe cambiarse. En Huelva, por ejemplo, critican que éste está concebido sin contar con los intereses turísticos de su provincia.

–Hablaba antes de la vertebración de Andalucía. Heredó un proyecto que se vendió como el gran eje vertebrador de la comunidad: el Guadalquivir turístico. Es cierto que luego se produjo la sentencia del TC, pero ¿en qué quedó eso?

–No se ha ejecutado nada desde antes de que nosotros llegáramos a la Consejería. Es un proyecto interesante que habría que retomar partiendo desde las nuevas competencias de cuenca. Ahora bien, en su origen necesitaba concitar demasiados acuerdos y habría que simplificarlo. Era de filosofía interesante pero habría que repensarlo para hacerlo menos complejo.

«Los grandes quieren abrir el primer domingo del mes. Nadie es tonto»

La OCDE recomienda «moderar las barreras de entrada a las grandes superficies comerciales». ¿Se equivocan? –La política comercial no es una política abstracta. En Andalucía hay un modelo comercial y no es casual, fruto de una evolución histórica. No es el inglés, americano ni el chino y se basa en el pequeño y mediano comercio. Es importante porque gestiona el mayor número de empleo de calidad, de trabajo autónomo e incorpora el 18 por ciento de toda la población ocupada de la región y tiene una implicación directa en los centros históricos.

–¿Y no considera positivo otorgar mayor libertad?

–No estamos en contra de las grandes superficies comerciales. Hace falta un equilibrio. De hecho, Andalucía es la comunidad que tiene más grandes centros de este tipo. Este discurso no es de IU, viene de antes. Bajo la expresión de libertad horaria lo que se está diciendo es libertad para que el grande engulla al pequeño, para que lo atropelle. Con las medidas del Gobierno no se genera un mayor volumen de negocio: el que tiene 100 euros para gastarse al mes va a seguir gastándose lo mismo. Hablamos de cómo se reparte el volumen comercial existente: no se puede sacar del pequeño, micro y pequeño más bien, y llevarlo al grande.

–¿No contempla flexibilizar las medidas aprobadas en Andalucía que han fijado como máximo el mínimo acordado por el Gobierno?

–Hoy en día en Andalucía existe libertad horaria para el 97 por ciento del comercio. Si éste no abre es porque nuestra cultura comercial no nos lleva a ir de compras un domingo. La libertad regulada es para las grandes superficies comerciales y ni tan siquiera quieren abrir siempre. La propuesta que han hecho al Gobierno que me temo algún viernes enterarme por la televisión de que la han acordado, es que la libertad se establezca para los primeros domingos de cada mes. Aquí nadie es tonto.

Aconseja el confucionismo a Fomento

«'Nunca hay buenos vientos para el barco que no sabe a qué puerto se dirige'. Es una máxima del confucionismo chino que sirve para todo. A mí me parece que se puede aplicar al Ministerio de Fomento, que no sabe o no quiere explicitar a qué puerto quiere llevar los aeropuertos andaluces. Si no lo sabe, sería muy grave y si no lo quiere explicitar sería mucho peor. El Gobierno central considera que las competencias son suyas y las impone».