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Los aceituneros explotan: «Estamos luchando solos contra EE UU»

Las tres empresas sevillanas afrontan la tasa norteamericana y una factura de cinco millones en abogados que no cesa de crecer

Recolección de aceituna negra de mesa
Recolección de aceituna negra de mesalarazon

Las tres empresas sevillanas afrontan la tasa norteamericana y una factura de cinco millones en abogados que no cesa de crecer

El arancel anunciado por Estados Unidos a la importación de aceituna negra española es ya un hecho. El Departamento de Comercio ha fijado en un 2,31% el cobro a Aceitunas del Guadalquivir SLU; a la cooperativa Agro Sevilla un 2,47%; y a Ángel Camacho Alimentación, el 7,2% –el resto de empresas deberán asumir un impuesto del 4,47%–. Pero el precio más alto que están pagando las tres empresas denunciadas es el de los abogados contratados para defenderse de los «abusos» de la Administración Trump: cinco millones de euros en cuatro meses. Es lo que han gastado hasta el momento las aceituneras, constituidas como la asociación Asemesa, por los servicios de uno de los pocos despachos norteamericanos especializados en este tipo de casos. Desde que el 13 de julio se admitiera a trámite la demanda presentada por las dos principales productoras de aceituna de California la factura por el asesoramiento legal no para de crecer. Las afectadas habían calculado un gasto de tres millones. Cuando todavía queda la mitad del proceso –en abril o mayo debe resolverse– el coste se ha disparado. «Nos han pedido una documentación ingente, traducida al inglés, claro», explica Gabriel Redondo, presidente de Agro Sevilla. «Seguirá subiendo puesto que ahora mismo estamos continuamente sujetos a nuevos cuestionarios y los abogados intermedian. El acuerdo contempla cánones fijos y variables y todavía estamos pendientes de que el Departamento de Comercio venga a verificar la información que se les ha enviado. Nuestro presupuesto era de tres millones y ya se ha disparado a cinco». Desde España, el bufete Garrigues «presiona» para alertar de que «la guerra no es contra la aceituna negra, si no contra todo el sistema de ayudas de la PAC».

«Son aranceles precautorios pero su trasfondo es muy dañino. Lo que están sancionando son las ayudas que percibe el agricultor de forma indirecta por el pago único y el ‘greening’. Ambas se conceden a la tierra y al buen uso medioambiental que se hace de ella. Esa cuantía está consensuada con la Organización Mundial del Comercio, no se da al margen de la comunidad internacional», relata Redondo. «No solo se conceden a la aceituna, aunque se plante otra cosa se pagan las ayudas, no son al producto», insiste.

Las cantidades abonadas hasta la decisión firme se acumularán «en una especie de bolsa. El dictamen determinará si el arancel es definitivo: si no, nos lo devolverán; si se estima uno mayor, deberemos pagar la diferencia», detalla. «La cuestión está en que han empezado por la aceituna negra cuando lo que está en juego es mucho más importante, se están cuestionando las ayudas de la PAC (Política Agraria Común)», repite con desesperación. «Con la argumentación que utilizan, cualquier otro producto de otro país europeo se puede poner en cuestión si un agricultor estadounidense lo quiere denunciar. Es una guerra comercial de EEUU contra Europa y nos ha pillado en medio».

Una guerra que, augura, provocará «que España pierda su hegemonía como exportadora en favor de países que tienen tratados de libre comercio como Marruecos, Egipto o Turquía, que se están frotando las manos». Si finalmente se impone esta medida recaudatoria estarían en juego setecientos millones de euros en los próximos diez años. «No quiero ni pensar que esto le hubiera ocurrido a un italiano o un francés. Incluso si hubiera sido con otras comunidades más mimadas como Cataluña... si la cuestión fuera contra el cava catalán hubiera sido un motivo de Estado», critica el presidente de Agro Sevilla ante la tibia respuesta de las administraciones españolas y europeas. En su opinión, «nos tenemos que defender, tenemos una frontera única y Europa debe enfrentar a cualquiera que nos ataque con estas medidas proteccionistas y populistas sin argumentación ninguna. Tienen que darse cuenta los políticos».

Sin la intervención de un bufete especializado, las empresas se arriesgaban a la imposición de un arancel de entre el 70 y el 200%, según Agro Sevilla. El primer movimiento para sostener su posición en el mercado está siendo negociar con sus clientes estadounidenses para mitigar el golpe económico que supone la medida. Redondo tiene claro que el objetivo de las denunciantes es «comprar estos productos a granel, sin envasar. No quieren que el valor añadido de la preparación en fábricas se quede en otros países». Esto les daría la posibilidad de envasar las aceitunas negras extranjeras con su marca y recuperar la posición de privilegio perdida en su país.

La actuación de la Administración de Donald Trump se resume para Agro Sevilla en una sola palabra: «abusiva». Es la que más repite su responsable. «No tiene sentido la agresividad con la que han actuado, pidiéndonos documentación extemporánea, remontándose hasta el año 2002. La defensa nos ha costado ya cinco millones de euros. Esto puede hacer que la asociación se hunda si no tenemos el respaldo público», lamenta. «Nos hemos defendido como empresa pero también estamos defendiendo a toda la aceituna de mesa y el sector, incluso europeo. Nosotros solos estamos luchando contra un gigante como Estados Unidos».

Pese a la incertidumbre, en Agrosevilla advierten de que si EEUU mantiene su posición, «puede acabar en un pleito ante la Organización Mundial del Comercio que se prolongará muchos años». La consecuencia inmediata, si esto se cumple, es que «tomarán posiciones terceros países, que están ya instalando fábricas por encima de su capacidad comercial. La aceitunera española es líder mundial, con tecnología propia, y estamos viendo que se está yendo a otros países».

El sector se ha reunido con con la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente, Isabel García Tejerina. La cita, a la que también acudió el consejero del Agricultura andaluz, sirvió al menos para unificar la respuesta ante el acoso estadounidense. Redondo apostilla que «nos han golpeado y seguimos de pie, pero una medida así puede acabar sacándonos del mercado en uno o dos años».