Sevilla
Luces y sombras de un cortejo interminable
Las largas esperas y el intenso calor provocaron que el público se fuera desinflando al paso del desfile eucarístico
Pasadas las once de la mañana la portentosa Custodia de Arfe cruzaba la puerta de San Miguel de la Catedral, iniciando así su recorrido casi una hora después de lo habitual. La procesión del Corpus Christi de Sevilla acusó ayer con más intensidad uno de sus males endémicos: la ingente cantidad de representaciones de hermandades en un cortejo que resultaba interminable, excesivamente nutrido e incómodo de contemplar de pie. Las dilatadas esperas y el intenso calor, habitual cada año en la procesión eucarística, provocaron que el público se fuera desinflando, sobre todo en las zonas donde el sol caía de manera implacable.
Los ritos y las liturgias en torno a la procesión se mantenían inalterables. La cabecera, con los niños «carráncanos», comenzó a salir a las 8:30 horas, justo cuando el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, inició la Eucaristía en la Catedral. El tradicional baile de los seises y la asistencia de representantes institucionales y de diversos organismos –Ayuntamiento, Diputación Provincial y colegios profesionales– dieron más solemnidad al acto. Mientras, más y más cofrades con cirio y medalla al cuello iban pisando las calles alfombradas de juncia y romero. Más de 3.000 se integraron en el desfile, jalonado por diez pasos y un escuadrón del ejército. Ahí estaba la Sevilla oficial. La otra dormía o invertía las horas de la jornada festiva en quehaceres menos espirituales.
Un total de 5.000 sillas, al precio de 8 y 10 euros, se repartieron por el recorrido, que iba mutando de color conforme se acercaban las horas centrales del día. Precisamente, la gran variedad cromática es una de las señas de identidad de esta fiesta, inmersa siempre en un debate sobre la vigencia y el seguimiento por parte del público. Numerosos escaparates lucieron motivos eucarísticos y también muchos balcones se adornaron con reposteros y mantones de manila. Sí se nota que cada año hay más celo a la hora de montar altares, verdaderas obras de arte efímeras. Uno de los más llamativos es el que montó la hermandad de La Sed en Argote de Molina, con la imagen del Sagrado Corazón. También destacó el paso de la Conversión de Santa Teresa ubicado en la plaza del Salvador, que volvió al templo del Santo Ángel entre el gentío ávido de costales y bandas, reunidas también en torno al Señor de la Sagrada Cena.
«Agradezco los aplausos, pero que los valoren otros»
Cruces de miradas ayer en la comitiva municipal que acompañó a la Custodia. El alcalde en funciones, Juan Ignacio Zoido, era aplaudido por el público mientras que el portavoz socialista, Juan Espadas, sonreía socarronamente. Si alcanza un pacto con «Participa Sevilla» e IU podría arrebatarle la Alcaldía al popular. Cuando terminó la procesión, Zoido agradeció los aplausos, pero aseguró que «tendrán que valorarlos otros». «Sigo trabajando como alcalde en funciones hasta el último momento».
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