Sucesos
Multitudinario adiós para las víctimas de un crimen por resolver
Centenares de vecinos del municipio onubense de Almonte dieron ayer su último adiós al padre y a la hija hallados muertos el lunes con signos de violencia en su vivienda de esta localidad. Según indicaron a Europa Press fuentes policiales, entre 600 y 700 vecinos del municio acudieron a acompañar a los familiares y amigos de los fallecidos, que ayer recibieron sepultura, sin que aún se conozca lo ocurrido en torno a estas muertes.
La primera hipótesis que barajó la Policía fue el parricidio. Alimentó esta hipótesis la reciente separación de Miguel Ángel Domínguez Espinosa, de 40 años. Se barajó que pudiera haber acabado con la vida de su hija, de siete años, y después se suicidara. Sin embargo, el caso dio un vuelco con el resultado de la autopsia. El fallecido presentaba unas heridas por arma blanca que era imposible que él mismo se hubiera propinado.
Antes de que aparecieran estos resultados, en el pueblo los vecinos repetían que era imposible que Miguel Ángel hubiera matado a su propia hija. Ayer lo repetían en el entierro, aunque ya con la confirmación de la autopsia. La incógnita ahora es quién y por qué mató a las dos personas. En el pueblo hay miedo.
Ayer, la sala del Tanatorio donde se celebró el funeral estaba «completamente llena», así como también el aparcamiento de estas instalaciones, lo que llevó a que un terreno colindante de una finca sirviera como aparcamiento improvisado.
Hay secreto de sumario en torno al caso. La hipótesis que ahora barajan los investigadores de la Guardia Civil es el doble asesinato.
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