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Málaga

Para perderse entre saltos de agua y desfiladeros

El recorrido de la Gran Senda de Málaga por la comarca de la Axarquía ofrece enclaves naturales de excepción, como el río Chillar

Una de las estrechas calles de Frigiliana / Foto: La Razón
Una de las estrechas calles de Frigiliana / Foto: La Razónlarazon

Esta tercera entrega siguiendo la Gran Senda de Málaga se centra en la comarca de la Axarquía, que discurre por la costa y por el interior, mostrando al visitante interesantes parajes naturales y pueblos con mucho sabor. El recorrido se inicia en Torrox, población situada en la Costa del Sol Oriental, a orillas del Mediterráneo y a los pies de la sierra de Almijara. Se trata de un enclave eminentemente turístico dada la cercanía de las playas. Torrox, además, cuenta con un rasgo distintivo: alberga una de las mayores colonias de residentes alemanes. Luego la Gran Senda va buscando los pueblos de interior, con una primera parada en Frigiliana. En sus alrededores se sitúa el vado del río Chillar, uno de los más bellos de la provincia por sus gargantas, cañones y paisajes excavados por la erosión del agua sobre la roca caliza. En Frigiliana es interesante visitar su barrio mudéjar y el castillo de Lizar, sin dejar de degustar el choto, el plato más típico.

El sendero discurre posteriormente por las fértiles vegas del arroyo de los Bancales, con algunas subidas que desembocan en las aldeas del Acebuchal y en la Venta del Cebollero. El camino va sorteando la agreste ladera occidental del Cerro de las Tres Cruces. De la Cruz de Canillas a Cómpeta, punto destacado de la ruta. Este municipio cuenta con la iglesia de la Asunción, la denominada «Catedral de la Axarquía» levantada en el siglo XVI. Las casas colgantes y el museo de artes y costumbres populares son otros enclaves interesantes. Desde Cómpeta la ruta se hace más agreste, con subidas destacadas, pero también con paisajes espectaculares. Se van cruzando varios ríos que se dirigen al Mediterráneo, desde la Sierra Tejeda, atravesando puentes de origen romano y árabe hasta llegar a Canillas de Aceituno. La Casa de los Diezmos o la Casa Esgrafiada, decorada con motivos moriscos, son un buen ejemplo de la arquitectura civil. Desde este pueblo es bien visible el pico de la Maroma, el punto más alto de la provincia de Málaga.

Entre parajes de alto valor medioambiental el visitante puede hacer sendas paradas en Alcaucín y Periana. En el primer municipio es obligado perderse por sus calles sinuosas y visitar la Fuente de los Cinco Caños, convertida en emblema local. En el segundo, desde la plaza de la Lomilleja se pueden admirar unas panorámicas espectaculares. No hay que marcharse de Periana sin probar sus famosos melocotones y su aceite de oliva verdial, de extraordinaria calidad.

La Gran Senda discurre posteriormente por un enclave histórico, el trazado de la línea de ferrocarril de Málaga a Ventas de Zafarraya, que fue desmantelada y de la que sólo se conserva parte del pavimento y algunas construcciones anexas. El terreno es montañoso y por el camino nos encontramos con los ríos Sabar y Borbollón. La etapa va concluyendo. En Alfarnatejo hay que visitar la iglesia del Santo Cristo de Cabrilla y en Alfarnate la parroquia de Santa Ana o la venta de Alfarnate, una antigua posada en funcionamiento desde el siglo XVII. En septiembre la localidad celebra la Fiesta de Moros y Cristianos, de gran valor antropológico.