Turismo

Peor servicio para un cuarto de millón más de turistas

La Razón
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Este verano hay en Andalucía 170 hoteles más que hace una década, pero en sus plantillas, 750 contratados menos.

La Encuesta de Ocupación Hotelera dará a conocer en los próximos días el balance del exitoso mes de julio en Andalucía. La comunidad continúa batiendo marcas históricas en número de visitantes, pero este crecimiento no se ve reflejado proporcionalmente en el empleo creado. Este verano es cierto que se aprecia una pequeña mejoría respecto a los precedentes más cercanos, pero una retrospectiva al periodo previo a la crisis ofrece datos alarmantes. Aunque las cifras del sector turístico en global apuntan a un crecimiento razonable de los puestos de trabajo, el hotelero en concreto obliga a reflexionar. Con casi 140 establecimientos más abiertos que en 2007, cuando comenzó el presente verano, y una cifra de turistas superior, en torno al cuarto de millón, el personal empleado en prestar servicio es de casi 3.700 puestos de trabajo. Una circunstancia a la que hay que sumar el significativo aumento de las pernoctaciones, que sólo en el mes de junio supuso un incremento de un millón respecto a diez años atrás. Andalucía no sólo ha de sacar tajada del turismo, también ha de cuidarlo, y menos personal para atender a más clientes conlleva de forma irremediable una pérdida de calidad.

Y es que, desde las organizaciones sindicales aseguran que el empleo que se está creando es precario, a tiempo parcial y, en muchos casos, fraudulento, pues se trabajan más horas de las contratadas, lo que supone un fraude a la Seguridad Social. Esta realidad conlleva también un aumento de las cargas laborales de las personas trabajadoras. Los datos oficiales son éstos: en junio de 2007, cuando los estragos de la crisis no habían comenzado y el fenómeno «pulserita o todo incluido» más éxito albergaba, en la comunidad había 2.520 establecimientos abiertos para un total de 252.122 plazas, que con una ocupación media del 59,75€ precisaron la contratación de 40.850 empleados; nueve años después, en junio de 2016, el número de establecimientos que abrieron sus puertas ascendió a 2.695, para un total de 295.048 plazas disponibles, con una ocupación media del 58,59% que precisaron 40.091 trabajadores. El apartado más significativo, no obstante, es el de las pernoctaciones que pasan de 4,3 a 5,3 millones. Por tanto, ajustándonos sólo al inicio del verano, el turismo ha crecido casi un 15%, al recibir 1.796.936 turistas en 2016 por los 1.567.581 de 2007 (+229.355), el volumen de la oferta hotelera se ha elevado un 7% y el empleo generado ha bajado casi un 2%.

Los hoteleros argumentan la necesidad de ajustar gastos al límite para rebajar sus precios y ofrecer un producto competitivo en el mercado mundial y un perjuicio cada día mayor por el aumento de la oferta clandestina de alojamientos que se están explotando en la comunidad –cifrado en torno a los 40.000 hospedajes–. Mientras tanto, la Junta de Andalucía defiende que la comunidad está pagando los efectos de la reforma laboral aplicada por el Gobierno popular, sin analizar cómo ha evolucionado el sector en el resto de España.

Así, basta comparar los mismos datos con comunidades turísticas clásicas como Baleares o Canarias para cuestionarse aún más qué sucede en Andalucía. En las islas Baleares había en junio de 2007 1.262 hoteles abiertos que daban empleo a 42.471 personas, mientras que hoy, con un crecimiento en visitantes y pernoctaciones similar en porcentajes que Andalucía, el número de establecimientos se eleva sólo en 18 más, hasta 1.280, pero el personal contratado asciende a 53.702. Algo parecido sucede en Canarias, donde de 478 hoteles se ha pasado a 501, elevándose el número de trabajadores de 34.197 a 43.172. Hablamos de unos incrementos superiores en ambos casos al 26%, con 11.231 y 8.975 empleos creados en nueve años.

Llegados a este punto aparece el concepto «estacionalidad». El Gobierno andaluz asegura luchar con todas sus fuerzas en romperla y prolongar así los contratos laborales, pero sin la suficiente fortuna por ahora.

Barcelona, otro foco turístico muy afectado por los alojamientos ilegales, ha contabilizado en el periodo analizado una evolución en proporción de tamaño y poder de atracción similar a Málaga. En empleo, la ciudad condal gana más de 4.000 contratos y la provincia malagueña pierde 300 puestos de trabajo.

El Gobierno andaluz se felicita por haber exprimido los flujos turísticos y prevé que en el conjunto de 2016 la comunidad reciba más de 27 millones de turistas, todo ello después de un primer semestre histórico, con crecimientos del 15%. Los estudios, además, señalan que el gasto del visitante crece. Este verano, en concreto, se sitúa en 60,77 euros diarios, el registro más alto desde 2010. Falta que esos datos generen empleo.