Andalucía
Pobres con contrato laboral
Cáritas insiste en la «cronificación» de las necesidades durante la crisis. El perfil del demandante onubense es el de una mujer española con familia a su cargo
Tener un contrato laboral ya no garantiza unas condiciones dignas de vida. Es una de las «desgraciadas paradojas», en palabras del director de Cáritas Sevilla, Mariano Pérez de Ayala, de una crisis que todavía golpea con fuerza a demasiadas familias en Andalucía. Durante la semana del Corpus Christi la institución dependiente de la Iglesia presenta su memoria anual, en la que se pone de manifiesto la «cronificación de la pobreza» tras casi una década de crisis, aunque en 2016 ya se experimentó una bajada de la asistencia «no por la falta de recursos, sino por la mejora de la situación o por la actuación de otras organizaciones», tal y como apuntó la secretaria general, Auxiliadora González.
En una comunidad autónoma con 829.087 parados –según el último dato de mayo–, el empleo sigue siendo la principal asignatura pendiente. Y la precariedad laboral no hace más que ahondar en las desigualdades. Por ello, según Pérez de Ayala, 2016 fue un año «crucial» para Cáritas Sevilla por la apertura de un centro de empleo «que ha supuesto un salto cualitativo y cuantitativo para la diócesis», ya que ha dado trabajo a 111 personas.
Según la memoria, la institución atendió el año pasado a 17.477 familias en la provincia, destinando a los diferentes programas 5.211.918 euros, un 20,8 por ciento más que el año anterior. No obstante, la asistencia bajó un 11 por ciento. El objetivo, apuntó González, es «dignificar el proceso». «Lejos de dar una bolsa de comida a un necesitado, estamos sacando a la gente de la crisis con proyectos de atención a mujeres, inmigrantes y personas mayores». En total, 62 iniciativas con 2.284 participantes.
Pérez de Ayala, por su parte, alertó de que tres barrios sevillanos encabezan la lista de los más pobres de España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son el Polígono Sur, Los Pajaritos y Amate. Por ello, con este informe «pretendemos dar un toque a la Administración pública e instarla al compromiso referente al empleo y a la vivienda», con el propósito de «volver a los niveles que se tenían antes de la crisis». En este punto, recordó que un 29,1 por ciento de los ingresos de Cáritas Sevilla provienen de subvenciones públicas. El arzobispo hispalense, Juan José Asenjo, hizo hincapié en que se trata de una institución «absolutamente fiable» y que por ello «ahí están sus cuentas».
Jaén también bajó el número de personas atendidas, un total de 17.589. Sin embargo, si se tienen en cuenta los programas y otras iniciativas, la institución dio cobertura a 38.774 personas, con 362.104 intervenciones. Según el director de Cáritas Jaén, Rafael López-Sidro, lejos de notarse la recuperación, los datos reflejan que «muchas personas se encuentran en una situación insostenible, al límite de los límites». De hecho, el año pasado se duplicaron los recursos destinados al pago de alquileres, electricidad, agua y alimentos infantiles.
El obispo de la diócesis jiennense, Amadeo Rodríguez, hizo un llamamiento a las administraciones para que arbitren medidas que permitan «mover todas esas viviendas que el conocido como banco malo y las propias instituciones tienen vacías porque hay personas que lo están pasando muy mal». Un capítulo especial merecen los comedores sociales, por los que pasaron 1.800 personas, y las guarderías, con 129 menores.
Cáritas Huelva, por su parte, destacó una reducción de 9.748 personas respecto a 2015, alcanzando la cifra total a 22.491 personas beneficiadas por las ayudas directas de las diferentes parroquias y por los programas. El perfil más repetido, según la directora de la institución, Pilar Vizcaíno, es el de una mujer española, de edad media y con familia a su cargo. En la provincia proliferan los asentamientos cercanos a explotaciones agrícolas. Es por ello que se atendieron a casi 2.600 inmigrantes, la mayoría extracomunitarios.
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