Andalucía

Recortes en la educación compensatoria

La Razón
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Que el nivel de estudios es un determinante de los ingresos salariales es, no sólo intuitivo, sino también, empíricamente demostrable. Los matices que admite esto último es que no sólo es el nivel de estudios el que determina el salario de cada cual pero, aun así, sigue siendo un determinante fundamental. Más viscoso resulta medir la calidad del nivel de estudios de cada persona y la previsible forma en la que también influye en el nivel de vida de cada cual.

En estos días han coincidido en el tiempo la reedición de las amenazas de la Consejería de Educación andaluza de reducir las plazas en colegios concertados y la publicación del análisis del profesor Manuel Hidalgo de la Universidad Pablo de Olavide, que evidencia el fuerte impacto que la reciente crisis ha tenido en los salarios de los jóvenes andaluces. El comentario que de ambos hechos realizo aquí es enteramente propio y no debe relacionarse con el riguroso al análisis de este excelente profesor.

Hay dos preguntas que me planteo: ¿cómo es el gasto per cápita en educación no universitaria en Andalucía? y ¿qué porcentaje de la población muestra un bajo nivel educativo? Si el primero es pequeño, posiblemente el segundo sea alto y ayude a explicar el fuerte deterioro de los ingresos, principalmente de los más jóvenes.

El gasto per cápita educativo en Andalucía está justo en la media nacional si se manejan los datos más recientes del Ministerio de Educación y los demográficos del Instituto Nacional de Estadística. Andalucía gasta algo más de 872 euros por persona en educación no universitaria, lejos de las dos regiones que gozan de un sistema fiscal privilegiado –las provincias vascas y Navarra–. En estos dos casos, el gasto es de casi 1.273 euros y 985, respectivamente. Naturalmente, hay que ver estos datos en perspectiva histórica. Desde luego, el gasto educativo en estas dos regiones del Norte de España ha estado siempre, sistemáticamente, muy por encima de la media nacional.

Pero si Andalucía gasta tanto como la media nacional, el porcentaje de personas con bajo nivel educativo está muy por encima. El profesor Florentino Felgueroso divulgaba en redes sociales un gráfico que mostraba que el porcentaje de personas entre 24 y 65 años con un bajo nivel educativo en Andalucía era del 50,9%, sólo superado por Extremadura (57,5%) y con un promedio nacional del 41%. Como es sabido se trata de las dos regiones con la menor renta per cápita en España; una posición casi tan pertinaz como la que mantiene a vascos y navarros a la cabeza del gasto educativo.

El acceso a la educación sigue siendo el mejor mecanismo de movilidad en el nivel de renta en cualquier parte del mundo pero, particularmente, en las zonas más desfavorecidas. Si a esto le añadimos la exigencia de ser una educación de calidad, el resultado esperado es mejor aún. A nadie se le ocurriría ir contra centros educativos que han demostrado esa calidad, sobre todo si lo han hecho en entornos difíciles. Bueno, a nadie o a casi nadie.

El Colegio Altair de Sevilla es un colegio concertado y de educación diferenciada que consigue que sus alumnos reduzcan la tasa de abandono a sólo el 10% en una zona donde el promedio está entre el 40 y el 50%. Si primase el criterio de la excelencia educativa, este colegio debería ser analizado con interés para ver lo que puede replicarse en otros centros.

Sin embargo, en la enseñanza concertada se solapan los argumentos ideológicos y los administrativos que, con frecuencia no van a la par. Es lo que ocurre con la enseñanza diferenciada si, además, está impartida por un colegio de inspiración católica. Habrá que ver si el principal asidero que las familias de la zona tienen para conseguir prosperidad para sus hijos sucumbe o no a la discriminación por razón de convicciones religiosas.

Desde luego no sería el único caso en el que se suprimen los recursos educativos donde mayor acción compensadora tienen. El mencionado profesor Felgueroso, en su reciente artículo «Lo que el recorte se llevó: evidencias sobre el Programa de Acompañamiento Escolar» ha señalado que «entre los años 2009 y 2014, el gasto público en educación se recortó en un 16,8%. Los gastos a cargo del Ministerio de Educación se redujeron en un 34,7% y los de las CC AA en un 14,9%. Estos recortes no fueron neutrales. En especial, sólo desde el 2012, la partida (...) dedicada a la educación compensatoria, es decir, aquella destinada por ejemplo a mejorar las oportunidades educativas de alumnos de entornos socioeconómicos más desfavorecidos, se redujo en más de un 90%». Esto es lo que hay.