Sevilla

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Manuel González Suárez acaba de coger las riendas de la gerencia de los hospitales sevillanos Virgen del Rocío y Virgen Macarena en un momento especialmente convulso para la sanidad andaluza, con numerosos episodios de colapso en las urgencias a causa de la oleada de casos de gripe y en medio de una cascada de cambios en la cúpula del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Los sindicatos valoran positivamente la sustitución del anterior gerente, Francisco Torrubia, dado su «nulo talante negociador», aunque auguran que González tendrá «grandes complicaciones» a la hora de gestionar dos centros que, «ya por separado, son difíciles de manejar».

El Sindicato Médico Andaluz ve prioritaria la elaboración de planes específicos para evitar el bloqueo asistencial en las urgencias cuando se produzca un repunte de la demanda, tal y como ocurrió recientemente en el Virgen Macarena. Esta situación, a su juicio, se produce por los «recortes continuos» y porque «las plantillas están por debajo de lo adecuado», tal y como asegura el presidente de la central, Antonio Rico. Por ello, reclama un refuerzo de las plantillas de urgencias durante todo el año, «aunque muy especialmente en épocas de alta frecuentación». «Los planes que hace el SAS y la gerencia de los hospitales nunca contemplan un aumento del número de profesionales ni de los medios materiales. Se limitan a cambiar los circuitos, es decir, a cambiar de sitio las aglomeraciones», sostiene.

Las reclamaciones que hace al nuevo gerente no distan mucho de las que venía planteando a Torrubia y, por ende, al responsable del SAS: la recuperación del 100% de la jornada y el salario para todos los facultativos, un concurso de traslados como paso previo a la convocatoria de oposiciones –así como la ampliación de la oferta de plazas para las mismas–, el aumento de la tasa de reposición «para evitar el desmantelamiento de la sanidad pública» y la definición de los interlocutores para tratar la problemática de las empresas públicas. Igualmente, reclama la entrega a los facultativos de la planificación anual a principios de año «para evitar decisiones arbitrarias y no consensuadas, que supongan cambios intempestivos en el trabajo», la convocatoria «urgente» de una mesa técnica para tratar la «absoluta falta de normativa» de los dispositivos de apoyo, y el control y mejora de las condiciones del catering que se suministra a los facultativos de guardia. También sugiere la revisión, mejora y ejecución efectiva de un plan contra agresiones, la exigencia de una «mayor transparencia» –facilitando datos de la plantilla y las jornadas– y un cambio en la política de personal del SAS, «para que los cargos intermedios velen por la conciliación de la vida laboral y familiar, en lugar de impedirla sin criterios asistenciales».

Un asunto que inició Torrubia y que ahora deberá afrontar González es el proceso de fusión de los dos hospitales sevillanos, que la propia Consejería de Salud lleva con absoluto secretismo. El Sindicato Médico Andaluz cree que este proceso «no ha tenido un proyecto claro ni ha sido consensuado con ningún sector». Además, «no se ha hecho ningún estudio previo de viabilidad, hoja de ruta ni control de calidad».

En este punto, el sindicato de enfermería Satse asegura que la iniciativa comenzó sin el aval de ninguna central y recuerda que se recogieron más de 7.000 firmas en contra. El SAS, de su lado, basó la medida en el objetivo de ahorrar costes en las estructuras directivas, aunque la secretaria provincial de Satse, Reyes Zabala, critica que «no se han reducido los cargos intermedios», por lo que el modelo de gestión clínica «sigue sin ser ahorrativo».