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Sergio del Molino: «Ceuta, Melilla y Olivenza son los 'gibraltares' de España»

El escritor y periodista Sergio del Molino / Foto: Manuel Olmedo
El escritor y periodista Sergio del Molino / Foto: Manuel Olmedolarazon

Retrató «La España vacía» y ahora vuelve con otro ensayo sobre los «Lugares fuera de sitio» de nuestro país.

En toda Europa hay lugares así, pero la Península concentra unos cuantos muy poderosos. Merece la pena repensar el país partiendo de esos territorios frontera, son como laboratorios de convivencia en algunos aspectos.

Dice en que la mayoría de la historia que se enseña en los colegios es ficción.

La historia siempre es una ficción. Cuando la cuenta un Estado trata de imponer su visión unívoca. Los acontecimientos se pueden ordenar de distintas formas para que signifiquen cosas distintas, eso no quiere decir que no haya hechos históricos reales.

¿Qué le parece que se siga hablando de la Reconquista y el «descubrimiento» de América como base de lo español?

Es absurdo. Políticamente solo tiene sentido desde un punto de vista nacionalista. Todo nacionalismo, el español incluido, manipula la historia para dar a la nación el sentido que quiere.

Frente a las reclamaciones periódicas de un Gibraltar español, usted destaca el silencio con casos al contrario que tiene España.

Ese es el problema jurídico y diplomático enorme que tiene el Estado español a la hora de reclamar Gibraltar: no puede hacerlo mientras tenga Ceuta, Melilla y Olivenza. Tiene sus propios «gibraltares» y ninguna fuerza moral para reclamar mientras los mantenga. Para cualquiera que tenga ojos y vea un mapa es evidente que son casos iguales.

¿Qué enseñan esos lugares?

Muchas cosas. Primero, son interesantes porque han creado sociedades tremendamente complejas. En ellos los conflictos políticos forman parte de la vida cotidiana siempre. Los conflictos geopolíticos afectan al carro de la compra y a la relación con el vecino.

¿Por qué se defiende, como en el caso catalán o español, una única manera de serlo?

Porque conviene al proyecto político que lo defiende. Es algo a lo que nos debemos oponer con mucha fuerza y debemos expresar que hay 47 millones de formas de ser español y que en España cabemos todos. No hay alguien que sea más español que otro.

¿Se está creando un caldo de cultivo similar al que provocó la Gran Guerra?

Quisiera creer que no. Ahora mismo se ciernen muchas amenazas muy serias sobre el modelo de democracia liberal en el que hemos fundado Europa desde de la II Guerra Mundial. De ahí a que vaya a surgir un Hitler va un trecho.

¿Qué lectura hace de cómo la ultraderecha se esté abriendo paso?

Comparamos nuestra época con esa porque son las categorías políticas con las que podemos entender qué esta sucediendo, se nos escapa en muchos aspectos. Si va a provocar una destrucción de la democracia formal tal y como la entendemos, eso ya no lo sé.

Cita el ejemplo de una empresa como Indra, que se ha enriquecido construyendo y controlando fronteras. En el tema de la inmigración, ¿es todo cuestión de dinero?

Las fronteras se han convertido en un enorme negocio para gente que desarrolla tecnología y la instala. Eso complica todavía más el discurso de intentar derribarlas.

El discurso político es que hay que controlarlas para evitar una entrada masiva de personas.

Es una paranoia que estamos creando. Hay una explotación del miedo de una parte de la sociedad a que nos invadan los bárbaros que no se justifica. Tenemos pocas avalanchas migratorias. Europa, para sostener su modelo, necesita muchos más inmigrantes de los que está recibiendo. La postura inteligente sería quitar las vallas y dejar pasar a todo el mundo. Los necesitamos para no morirnos de hambre cuando nos jubilemos, básicamente. Si no, está muy jodida la cosa.

Gibraltar le parece un parque temático, incluso le hace gracia.

Es que es un chiste. Es una reserva india del Imperio Británico.

Quizá lo que más choca es enfrentar su situación privilegiada a la de La Línea, la zona más golpeada por el paro y el narcotráfico.

Es la zona más degradada de toda España...

...frente a un paraíso fiscal sin desempleo. ¿Eso crea complejos?

Ese contraste es lo que le quita la gracia a Gibraltar. La existencia de la colonia es una de las razones que explica toda la degradación económica de la zona. El «narco» deriva de la situación de contrabando que se ha hecho en la frontera tradicionalmente. Sin esas redes de contrabando no se habrían creado las de narcotraficantes, igual que ocurrió en Galicia.

Al final aborda la importancia de los mapas y se plantea cómo nos influye mirar el mundo desde el Google Maps, siendo nosotros el centro de todo. ¿Nos influye?

Muchísimo. Creemos que los mapas son una representación fiel del territorio cuando en realidad nos dicen qué lugar ocupamos en el mundo. El hecho de que el GPS nos sitúe en el centro define una forma de estar en el mundo que va a tener consecuencias. Los mapas no son inocentes, cuentan una historia. Tienen un norte y un sur y eso implica una visión de quién manda. Ceuta y Melilla no aparecen generalmente en el mapa de España. Ellos son muy conscientes de esa invisibilidad. Piensan que si no están es que no son importantes.