Música
«Triana tiene dos Yoko Ono»
El único miembro vivo del grupo anuncia acciones legales contra la formación que utiliza el nombre de la mítica banda por «suplantación de identidad»
Antes de que la muerte hiciera su aparición, Jesús de la Rosa (1948-1983), Juan José Palacios «Tele» (1943-2002) y Eduardo Rodríguez Rodway (1945) acordaron que si alguno de los miembros de Triana fallecía nadie podría utilizar su nombre para seguir adelante con esa epopeya musical que cambió la forma de entender el rock en España. Sin embargo, años después de la muerte de De la Rosa en un accidente de tráfico «Tele» resucitó el grupo por motivos económicos con músicos ajenos a la formación inicial. A pocos les gustó ese ejercicio de exprimir un legado musical que ahora han continuado otros músicos que se anuncian en conciertos junto a Medina Azahara como si fueran el trío original. Desde su retiro en Los Caños de la Meca, el guitarrista concede una entrevista a LA RAZÓN para denunciar que «Triana no es una marca, es un legado».
–¿Cómo le ha sentado ver a su grupo de nuevo de gira?
–Todo viene de cuando murió Jesús de la Rosa, porque pactamos que cuando muriera uno se acababa el grupo. Siguen las cosas adelante y mientras «Tele» estuvo con el nombre de Triana lo consentí porque él era Triana también y tenía que comer. No dije nada, pero siempre me opuse, ahora lo que sucede no lo puedo consentir. Es una presunta conducta ilegal al utilizar el nombre de mi grupo unos que se hacen llamar Triana. Es una suplantación de identidad o plagio. Lo pude consentir antes, pero ahora no.
–¿Usted habló de este asunto con «Tele»?
–El pasó absolutamente de mí y del muerto. Lo puso a su nombre, la marca, pero Triana no es una marca, es un legado. Es más, la marca como tal la puso el emperador Trajano, lo que pasa es que el emperador no la registró, vaya hombre, qué fallo... Durante muchos años he defendido con sentido común que sólo la formación original podría llamarse Triana, pero no otros. ¿Quiénes son estos? Es lo mismo que si Yoko Ono dice ahora que va a reinventar a The Beatles pero sin Paul McCartney (risas).
–¿Triana también tiene a su Yoko Ono?
–(Risas), tiene dos, pero de momento una es la que lo ha dicho, pero yo no entro en estas cosas. Lo único que pienso es que evidentemente no voy a consentir esta explotación que hay de mi persona, porque es una suplantación de la identidad y me causa un enorme daño moral.
–Pero «Tele» registró el grupo.
–A espaldas mías, pero yo sólo defiendo mi dignidad y la de los míos.
–¿Qué sentido tiene ir a un concierto de un grupo que realmente no lo es?
–No tiene ninguno. Lo que pasa es que la gente que va a los conciertos no ve las caras de los que tocan porque están a cientos de metros, pero ahora se anuncian como Triana cuando no lo son. Jesús de la Rosa murió en 1983, Juan Jesús Palacios en 2002 y yo retirado desde hace 25 años. ¿Qué grupo es ése? A mí no me importa en absoluto que hagan tributos u homenajes, es algo que nos honra, pero no se puede aguantar esta suplantación.
–¿Los conoce personalmente?
–A algunos, pero no me interesa porque es que no quiero ni verlos, son falsos. Para qué voy a verlos, hay un señor que se llama Juan Reina que es el que está cometiendo un delito contra la propiedad intelectual.
–¿Cuando hicieron ese pacto cómo pensaban que iba a ser el futuro?
–Ahí no te imaginas el futuro. De buenas a primeras aparece el hachazo de la vida, aparece la guadaña que se lleva a mi compañero, hermano, poeta..., aquello fue un palo gordo a mi vida. Entonces tengo que conservar la lealtad y el amor por Jesús de la Rosa porque lo dijimos entre los tres y además hay testigos. No se puede consentir que se lo estén llevando crudo a costa de Jesús, a costa mía y del «Tele», bueno, la parte de éste se la lleva la viuda.
–Tampoco los ha escuchado.
–No, porque como comprenderá, cómo los voy a escuchar. Escucho a otros que lo hacen muy bien, con mucho respeto, como Zaguán o Aljibe. Hay mucha gente, compañeros de viajes que van en el rock andaluz y que defienden nuestros orígenes. Además es que están engañando al personal porque los más jóvenes no se enteran, los mayores sí porque saben quiénes eran Triana y el esfuerzo que nos costó llegar a reivindicar lo andaluz fuera de los tópicos. Triana no es una marca, es un legado.
–¿En qué cantidad valora el beneficio que sacan por el uso de Triana?
–No lo sé, deben saberlos mis abogados, pero no me quiero enterar porque me pongo más enrabietado, están enriqueciéndose a costa de dos muertos y un vivo. Ni me entero ni quiero saberlo, pero herederos hay seis.
–¿Después de 25 años alejado del negocio de la música qué queda de aquel joven rockero?
–Queda todo, yo sigo siendo rockero y flamenco, a mí no se me van los orígenes. Ahora estoy escribiendo poesía y he empezado a escribir mi biografía para que los jóvenes sepan lo que nos costó a los músicos de aquella generación que todo el mundo supiera que había una nueva música española.
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