Literatura

Manhattan

«Trump debería estar en la cárcel»

Marina Perezagua, autora de «Yoro» cambia La Mancha por la Gran Manzana.

La escritora Marina Perezagua
La escritora Marina Perezagualarazon

Marina Perezagua, autora de «Yoro» cambia La Mancha por la Gran Manzana.

–En un lugar de Manhattan...

–(Risas) Allí es donde llevo a Don Quijote y Sancho para que vivan aventuras y desventuras, aunque había pensado ambientarla también en Sevilla, que es mi ciudad junto con Nueva York desde hace 14 años. Me venía muy bien por el tema del gobierno de la ínsula, un proyecto de Sancho que concordaba muy bien con Manhattan, que también es una isla.

–¿Y qué hacen entre rascacielos?

–Pues mira, en realidad toda la novela no es más que un juego de espejos entre mi Quijote y el de Cervantes, todo tiene una correlación. Al igual que Cervantes jugó magistralmente con este concepto de la anacronía, en este caso vuelve a ser anacrónico en el siglo XXI porque creaba un sentimiento de extrañamiento que me interesaba mucho.

–Don Quijote no pisó Sevilla, pero Rinconete y Cortadillo sí, ¿por qué no los llevó a Nueva York? Hubieran estado encantados en Wall Street...

–No lo había pensado, pero es una buena idea. Con trabajo y si la historia te engancha se puede hacer (silencio). Si lo escribo te lo dedico (risas).

–Manhattan y Don Quijote, dos contradicciones humanas.

–Desde luego, llevo casi 15 años viviendo allí y he visto lo mejor y lo peor del hombre. Me interesa mucho ese contraste porque además se presta muy bien a la comedia, a la exageración, a la hipérbole.

–¿Casan bien ciudad y personaje?

–En realidad es muy sencillo, porque Cervantes le hace ver no lo que hay sino lo que quiere ver y en Nueva York a todos nos pasa un poco eso. Sobre todo al principio de llegar, porque hay muchas cosas tan extrañas que algunas no las veía, sólo la referencia que traía. Dicen que cuando aprendes un idioma nuevo al principio te cuesta trabajo porque literalmente tu oído no escucha ciertos sonidos, es igual con la vista, imagino. Hay que acostumbrarse a mirar allí.

–Es un poco el mito de la caverna.

–Sí, en realidad todo está ya escrito.

–¿El mundo se puede salvar?

–Ojalá, yo pienso que sí pero, claro, creo que no tenemos tiempo porque estamos destrozando el planeta. Diría que sí, si la naturaleza nos aguanta.

–Para eso necesitamos muchos quijotes.

–¡También, también! Hay mucha gente buena, pero no están organizados. Debería haber mafias de buenas personas.

–¿La Biblia le tiene mucho que decir a un caballero andante?

–En realidad sí, porque como decía Borges, es el mejor libro de ficción. Hay muchas similitudes entre ambos libros porque también es una persona muy intransigente que sólo ve lo que quiere ver y cambiar lo que quiere cambiar. En ese sentido se me asemeja a la figura de Jesucristo o a un profeta, es muy categórico. La Biblia tiene un imaginario tan grande que nos afecta a todos, todo el mundo ha cogido la esencia la haya leído o no. Por eso lo cogí, porque tiene muchos puntos en común, son los dos libros más vendidos de la Historia.

–Y Don Quijote habla en su libro como si estuviera en el siglo XVI.

–Sí, fue una cuestión de irlo trabajando y ahora la gente que ha leído el libro, cuando me manda mensajes, me escriben en ese lenguaje como de broma y ¡les sale muy bien! Pienso que es parte de una mentalidad colectiva, que cuando te pones no es tan difícil, aunque yo me he leído «El Quijote» como unas ocho veces, algo se me habrá quedado. No fue tan complicado como cuando lo pensé antes de escribirlos, porque me preguntaba si había que utilizar el lenguaje contemporáneo. Empecé a probar y fue saliendo muy fluido.

–¿Podrían hablar los personajes como lo hacemos nosotros ahora?

–Bueno, no creo que fuera necesario porque el libro se entiende perfectamente sin necesidad de comprender todas las palabras, es como leer en otro idioma cuando no tienes que entender palabra por palabra. Es el contexto el que te marca todo, es innecesario y a lo mejor dentro de cuatro siglos sí porque la lengua habrá cambiado mucho. Yo lo leí por primera vez en el instituto porque nos obligaban, y menos mal que lo hacían, y no recuerdo tener ningún problema en la comprensión.

–¿Don Quijote sale del libro loco o cuerdo?

–(Risas) No sé, porque empieza muy delirante y acaba recobrando la cordura un poco.

–Eso le pasa a todo el mundo que pisa Nueva York.

–Desde luego, porque allí las enfermedades mentales están a la orden del día.

–¿Cómo pasó de una novela tan potente emocionalmente como «Yoro» a ésta, que tiene un tono totalmente distinto?

–A «Yoro» le va muy bien en varios países y mi idea era ponerme a trabajar con «La Biblia» en un plano más serio, pero me parecía muy poco ético porque era como pensar que me había ido muy bien y que había que seguir en lo mismo. En realidad me apetecía cambiar de registro, de tiempo, me dejé llevar por los personajes y trabajar más con la risa, aunque sea claroscura, porque es una risa comprometida. Me apetecía llegar a otro nivel casi.

–¿En su vida se ha cruzado con muchos «quijotes» o con más «sanchos»?

–Te podría decir que como Sancho me he cruzado con Trump, pero claro éste es mucho más simple que Sancho... Más quijotes, con gente que sueña lo que quiere ser y no ve la realidad, pero entiendo que de ahí pueden salir muchos problemas mentales.

–¿Qué hay que hacer con Trump?

–Hay que meterlo en la cárcel, de hecho ya debería estar allí desde hace mucho tiempo. Cuando se intuyó la idea de que podría ser una voz en el país recuerdo que le preguntaron a Mario Vargas Llosa y él dijo que no había que darle importancia. Yo pensé que cómo que no hay que darle importancia si los niños en las escuelas insultan a los que llegan de México. Sólo a ese nivel creo que es bastante importante, como candidato a la Casa Blanca imagínate. Estas cosas son las que me hacen perder un poco la fe, pero también pienso que Obama ganó porque antes tuvimos a un presidente tan nefasto como Bush. Eso fue lo que hizo que tuviéramos a un presidente negro y preparado, por eso mi esperanza es que si gana Trump luego vendrá algo radicalmente mejor.

–Salman Rushdie habla muy bien de usted.

–Se lo agradezco porque a nivel literario lo admiro muchísimo y en un plano personal siempre ha estado ahí cuando lo he necesitado, no hay un correo que no me haya respondido.

–Pero es una voz muy importante, ¿en qué momento se encuentra su carrera?

–Bueno, yo trato de hacer lo mejor posible y no pienso en lo demás, porque puedes tener algunos libros interesantes y luego salir uno que no valga la pena.