Andalucía
Un pesado en las Cortes
Diego Cañamero, histórico dirigente del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), le van a esculpir una estatua en el Congreso por ser el diputado más pesado del mes. El malagueño, histórico alcalde de El Coronil, ocupa un escaño de Podemos en la Cámara Baja y se toma su trabajo en serio. Su tarea consiste en ser el terror de los ministros. Experiencia no le falta. La labor no supone poca cosa. Cada semana, cuando hay una sesión de control al Gobierno, se levanta temprano, coge el metro madrileño y se planta en la sede de las Cortes Generales antes incluso que los ujieres. «Hombre, señor Cañamero, si quiere le dejamos la llave del Congreso», le dirán los ordenanzas con no poca chanza. Pero no, Cañamero se lo toma todo muy en serio. El miércoles, como todos los miércoles anteriores, el diputado de Podemos se postró en las escalerillas del hemiciclo al acecho del primer ministro que llegara. En este caso fue la titular de Defensa, Margarita Robles, que no sabía la que le esperaba. Faltaban minutos para que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, explicara a los representantes cuántos bemoles iba a poner sobre la mesa en su primer Consejo Europeo en Bruselas. A Cañamero eso le suena a chino. O a bruselense, que para el caso es lo mismo. A él lo que le interesa es su labor de convertirse en la turra máxima del Congreso y el horror del Gobierno. Y allí estuvo el hombre haciendo su habitual repertorio de aspavientos frente a la ministra, que hacía ademanes pocos disimulados del «tierra, trágame». Cañamero estaba en lo suyo. Pim, pam, pim, pam. Y el hombre se solazaba en tanto que la cortesía del ministro de turno llegase al límite. Pero a él le da lo mismo. Lo único que necesita es algo de notoriedad. Qué mejor que una estatua al diputado más pesado de la legislatura.
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