Una encuesta para no sacar pecho

El Barómetro de Opinión Pública de Andalucía elaborado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados muestra el hartazgo de la ciudadanía con los partidos políticos en general, pero no sólo con éstos. La falta de credibilidad de los sindicatos también sale escaldada, un asunto que debería hacer reflexionar a UGT y CC OO, los autodenominados «sindicatos de clase». La desafección de la población es un asunto que debería invitar a la reflexión a todos los responsables institucionales. La percepción de falta de honestidad y de escasa preocupación por los problemas y necesidades de las personas es generalizada por parte de la ciudadanía. Ése ha sido siempre el caldo de cultivo para proyectos populistas. En clave política, el Gobierno central soporta el desgaste que le suponen unas medidas duras pero necesarias para sacar al país de la difícil situación económica por la nefasta herencia recibida. Y lo hace sin apoyo de la oposición y con la izquierda permanentemente en la calle. En Andalucía, el bipartito se aprovecha de esa sobreexposición, pero a tenor de los resultados no puede sacar pecho. Los andaluces censuran su gestión y hasta la propia constitución del mismo es puesta en duda por más del 30 por ciento de los encuestados. La mitad está en desacuerdo con la hoja de servicios presentada hasta la fecha. La Junta de Andalucía está obteniendo réditos a costa de la confrontación, una estrategia cortoplacista que dice poco de los dirigentes pero que permite salir bien en las encuestas. Pero detrás del papel de víctima, no se atisba un proyecto político que permita que Andalucía salga del furgón de cola del desempleo. El análisis debería ser obligado.