Infraestructuras

Verdemar teme que los andaluces «paguen» el abrir un túnel en el Peñón

Pedirá a OHL explicaciones del tratamiento que se dará a residuos contaminantes de esas obras en el acceso al aeropuerto gibraltareño

Imágenes de la zona en la que se desarrollarán las obras del túnel del aeropuerto gibraltareño
Imágenes de la zona en la que se desarrollarán las obras del túnel del aeropuerto gibraltareñolarazon

Pedirá a OHL explicaciones del tratamiento que se dará a residuos contaminantes de esas obras en el acceso al aeropuerto gibraltareño.

La organización Verdemar-Ecologistas en Acción no descarta tener que volver a desarmar una trampa. El Gobierno de Gibraltar alcanzó el pasado junio un acuerdo con la empresa OHL para reanudar las obras de construcción de un túnel de acceso al aeropuerto del Peñón, de 1,24 kilómetros de longitud, que evite el trasiego habitual de coches y peatones por la pista, y dos carriles por sentido que conecten el control fronterizo vinculado a España con la «Devil’s Tower Road». Según informó el Ejecutivo de la Roca, los trabajos se iniciarán el 1 de agosto para concluir como máximo el 30 de noviembre de 2018. No se trata de un proyecto nuevo. De hecho, arrancó en 2008 y en 2011, el Gobierno gibraltareño rescindió el contrato a la misma sociedad. Este pacto, por el que OHL recibirá 31 millones de euros, seis menos que lo fijado en la contrata original, ha supuesto el fin de un conflicto entre ambas partes que acabó en los tribunales.

En el primer intento surgieron arrugas en la planicie propagandística del plan. Verdemar denunció que durante las tareas de ejecución del túnel se detectaron «residuos contaminantes» que acabaron en suelo andaluz, en concreto en una cantera del municipio malagueño de Estepona, como adelantó LA RAZÓN. De hecho, en un informe del Servicio de Residuos y Calidad del Suelo de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio fechado el 20 de abril de este año –emitido como respuesta a una consulta de la organización «verde» acerca del traslado transfronterizo de elementos procedentes de las mencionadas obras en la salida del aeropuerto gibraltareño– se admite la entrada de materiales no permitidos. Medio Ambiente trasladó a Verdemar que el gestor español de los residuos paralizó la llegada de restos en febrero al haberse detectado sustancias «ajenas» a las autorizadas no peligrosas –residuos de hidrocarburo, bidones oxidados, residuos de asfalto, tuberías de PVC y otros, se refleja en el informe al que ha tenido acceso este diario–. Circunstancia que la empresa exportadora justificó alegando que éstos «son inherentes a cualquier obra de construcción», aunque se le contestó que la responsabilidad del transporte desde su origen sólo de lo consentido le correspondía a ella, como entidad exportadora. Es más, la Consejería le dio un plazo de diez días para presentar un plan de retirada de «los residuos indebidamente depositados» en el territorio de la comunidad. Y eso no fue todo. La Junta acabó abriendo a finales de marzo un procedimiento informativo por el que se inspeccionaron las instalaciones donde se acumulan los restos, con la presencia de agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), quienes llevaron a cabo una inspección ocular de lo acopiado y tomaron muestras para analizarlas. Con esos precedentes, el portavoz de Verdemar-Ecologistas en Acción, Antonio Muñoz, adelantó ayer a este periódico que solicitarán a OHL que «explique cuál va a ser esta vez el tratamiento que se dé a los elementos contaminantes que volverán a aparecer por los trabajos del túnel, en una zona que se corresponde con el final del acuífero del Guadarranque y que llega hasta el término municipal de la Línea de la Concepción (Cádiz) y al istmo del Peñón». La existencia de aquéllos, hilvana, «ha sido reconocida ya tanto por la propia empresa OHL como por el Ejecutivo autonómico, que incluso ha abierto un expediente en torno a este asunto», por lo que reclama que no «se vuelva a permitir» el paso de sustancias «contaminadas por hidrocarburo» a espacios de la región «en los que no deben depositarse».

En otras palabras: «Se han hecho trampas en el pasado y desconfiamos de que no se repitan en el futuro», reconoce Muñoz. Su organización defiende, en definitiva, que «no sean los andaluces quienes acaben pagando» el que los gibraltareños puedan contar con una vía que circunvalará su aeropuerto y que vayan a ejecutar parte de su trazado mediante la apertura de un pasaje de 350 metros de largo debajo de la cabecera 27 de la pista de vuelos.