Castilla y León
Alertan de que se retrocederá una década en atención al alzhéimer si no se reacciona
Las asociaciones de familiares cifran en casi 100.000 los enfermos en la Región
Las asociaciones de familiares cifran en casi 100.000 los enfermos en la Región
El próximo 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, una enfermedad que, según las estimaciones más recientes de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzhéimer y otras demencias afecta a 98.165 personas en Castilla y León. Son datos extraídos a raíz de la convención existente sobre la prevalencia de esta dolencia, que establece que la sufre el 10 por ciento de las personas mayores de 65 años y la mitad de los que superan los 85 años.
Estas cifras ponen de manifiesto una realidad complicada que se ha visto agravada con las consecuencias de la crisis económica. La escasez de ingresos en millones de familias y la reducción de las ayudas ponen en peligro los avances logrados durante años. Uno de los peligros sobre los que llama la atención la gerente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias de León, Flor de Juan Diéguez, es la pérdida de la especialización que se había alcanzado para la enfermedad. «El paciente parece que vuelve a ser una persona atendida en la globalidad de un sistema», lamenta.
La descapitalización de las familias y las reducciones en las prestaciones de la Ley de Dependencia son amenazas que ya se han traducido en cambios nada positivos.
Respiro del cuidador
«Habíamos logrado liberar al cuidador principal con el acceso a uno servicios, ofreciendo un descanso y una alternancia y ahora las familias no tienen recursos para acceder a las residencias y los servicios. Vuelve el cuidador principal, cuyo perfil es el de una mujer de unos 50 años, que se hace cargo de ellos y a la que se le impide una vida plena y un trabajo», reflexiona. Estar 24 horas con un enfermo de alzhéimer es agotador, resumen, y ahora la falta de dinero o el miedo a gastar va a derivar en una merma de calidad de vida para el afectado y para quienes le cuidan.
Preguntada sobre si las instituciones y entidades se han olvidado en cierto modo del colectivo, señala que no puede hablar de olvido, pero sí decir que «hemos dejado de ser una prioridad, debido a la escasez de recursos. Y esto también pone freno a la investigación y las alternativas de cuidado y a la transferencia del conocimiento».
La Ley de la Dependencia, explica, ha sido en cierto modo una trampa para el colectivo, porque generó unas esperanzas y los recortes y las reformas que ha sufrido, han hecho que al final sean muy pocos los que puedan acceder a una real y efectiva ayuda económica, a lo que se une la congelación de servicios o la supresión de ayudas a determinados programas.
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