Defienden un medio ambiente agradable para el desarrollo económico y social de los pueblos

Respetar a la naturaleza y promover un medio ambiente agradable mejora la calidad de vida y bienestar de las personas además de que repercute en el desarrollo económico y social de los municipios por su valor turístico. Esta era una de las conclusiones que se extraían de la conferencia organizada esta semana por la Asociación Histórico Cultural “Torre del Agua” de Peñafiel en este municipio vallisoletano. Carlos Reyes Bayón y Rosa García Portugal eran los ponentes de esta amena, divulgativa y participativa aproximación al medio ambiente en la ribera del Duero vallisoletana, que siguieron con expectación e interés más de medio centenar de personas, y en la que también se hablaba de apicultura y de la importancia de las abejas en la vida así como de los peligros que acechan hoy en día a estos insectos.

Carlos Reyes acercaba en su exposición el río Duero y su afluente el Duratón a su paso por Peñafiel y comarca, repasaba los arroyos y charcas de la zona, su flora y fauna, mostraba las infraestructuras que giran en torno a ambos ríos, como puentes, fuentes, pesqueras o mini centrales eléctricas, y advertía de algunos de los cambios que se están produciendo en los últimos diez años. Entre ellos, el menor caudal existente, la acumulación de madera en las aguas por las crecidas o el peligro de las orillas que se van cerrando poco a poco a poco provocando que los árboles se caigan y, sobre todo, el cambio de fauna que están experimentando tanto el Duero y el Duratón. Así, explicaba que especies de toda la vida que vivían en estas aguas como las anguilas, truchas, barbos, bogas o bermejuelas han desaparecido en detrimento de otras como el lucio, el percasol, el alburro, el cangrejo rojo o americano e incluso el señal.

Por su parte, García Portugal alertaba de la paulatina pérdida de colmenas y abejas en todo el mundo, y hacía un llamamiento a la sociedad a cuidar más de estos insectos, que polinizan el 80 por ciento de las plantas que hay en la naturaleza y el 84 por ciento de las cultivadas por el hombre, y que, según recordaba, «son fundamentales para el devenir de la humanidad».