Asturias
El Alma del ibérico se desgusta desde Guijuelo
Josefina Herrera ha conseguido hacer del jamón un reclamo turístico gracias a degustaciones a partir de diez euros
Que los embutidos de Guijuelo son, como dice el anuncio, únicos en el mundo, está claro. De hecho, miles de personas acuden ex profeso a esta localidad salmantina a probar la excelente carne de la dehesa del entorno. Pero también son muchos los que, atravesando ese largo camino que es la Ruta de la Plata, deciden parar en esta localidad chacinera para comer y/o adquirir jamón u otros manjares. Por ello, no es extraño que a cada pocos metros encontremos un establecimiento dedicado a la venta de estos productos.
«Alma de Ibérico», es uno de ellos. Singular, porque se encuentra en una antigua bodega de curación de la familia del productor Víctor Gómez, que fue restaurada íntegramente en 2008 para abrir un negocio de jamones y embutidos que se ha ido ampliando, poco a poco, con vinos, patés y conservas gourmet que no se encuentran en el resto de tiendas del entorno. Josefina Herrera lo puso en marcha y sigue al pie del cañón, con buen sabor de boca, porque está sorteando la crisis. «En Guijuelo se ha empezado a notar hace un par de años», y concreta que «antes sobraba el empleo y ahora falta. De hecho había colonias de trabajadores extranjeros que ya no vienen por aquí», argumenta.
Josefina recuerda que su objetivo, desde un principio, era abrir un negocio que fuese creciendo año tras año. Y lo ha conseguido. «Cuando pusimos la tienda, la dimos de alta como degustación y venta», explica. Por este motivo, hacen catas didácticas en la tienda mientras se muestra al cliente cómo se elaboran los productos. Un reclamo que está teniendo mucho tirón, porque, tal como detalla Josefina, «el jamón ibérico suscita mucha curiosidad entre los turistas». Esas degustaciones, concreta, arrancan con precios desde los diez euros, que es el mismo que se les cobra a quienes desean realizar una visita express a la fábrica de jamones de Víctor Gómez, su suegro.
No dejamos pasar la oportunidad de preguntar a esta emprendedora por esa discutida norma del ibérico. «Este producto ha tenido siempre muchos primos, ha generado muchas envidias», sentencia, sin embargo es optimista, porque «teniendo un producto de calidad, que funciona, que es demandado por el público, no hay que asustarse». Algo que complementa argumentando que «llamarlo de una manera o de otra, es más cuestión de etiquetaje que de calidad».
Y es que, añade, el producto que ofrece «Alma de Ibérico» se extrae del cerdo ibérico de campo, «algo que diferencia mucho». Esto es, un animal que se distancia en calidad y sabor al de pocilga o rejilla, indica. «Para nosotros, la materia prima es clave, por el alimento que toma el cerdo, y por estar en dehesa. Independientemente de que puedan tomar pienso autorizado por la denominación de origen, es clave el ejercicio que hacen para que su carne sea distinta», indica.
Salto a la web
Además de la tienda física, «Alma de Ibérico» dispone de un sitio web, fundamental para enlazar con los clientes de toda España que fideliza. «Muchos han venido hasta aquí con anterioridad, valoran el producto de la zona, y a partir de lo que conocen, tienen además un catálogo en internet, como recuerdo de lo que vieron en la tienda», detalla.
Entre esos habituales, destacan los compradores de País Vasco, Cantabria y Asturias, aunque desde Madrid y Cataluña también existe una alta demanda.
De cerca
La aventura como autónoma de Josefina Herrera, propietaria de «Alma de Ibérico» ha sido y es satisfactoria, reconoce, por la libertad que ha tenido a la hora de decidir hacia dónde iba su negocio. Sin embargo, señala que «el sector servicios es diferente a otros, porque aunque contamos con personal formado en la tienda, aquí hay que estar al pie del cañón siempre». De igual forma, reconoce que sus derechos no son los mismos que las obligaciones, y pone como ejemplo las pocas ayudas institucionales de las autónomas cuando tienen hijos.
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