Educación

El Peñacorada de León cimenta su plan educativo en los más pequeños

Para ello, el colegio internacional utiliza el «Método Montessori» que busca conseguir lo mejor de cada alumno «en beneficio del grupo».

Profesoras del Peñacorada International School con un grupo de niños.
Profesoras del Peñacorada International School con un grupo de niños.larazon

Para ello, el colegio internacional utiliza el «Método Montessori» que busca conseguir lo mejor de cada alumno «en beneficio del grupo».

Empezar por los más pequeños. Ése es el secreto. Así lo entiende el colegio leonés Peñacorada International School, un referente en la educación de la España autonómica, que apuesta por la excelencia y que uliliza el novedoso «método Montessori» en el «Garden» del centro educativo.

Un sistema, ideado por la Doctora María Montessori, para la primera etapa de Infantil en su búsqueda de estar siempre en la vanguardia y utilizar la herramienta de aprendizaje que sea más efectiva para los alumnos.

La directora del «Garden Montessori» de Peñacorada, Cristina López Ruíz de la Hermosa, indica a LA RAZÓN, que empezar con los más pequeños «nos permite en los cursos superiores aplicar el aprendizaje cooperativo que tan en línea está con la filosofía de María Montessori, aportando cada uno lo mejor de sí mismo para el beneficio del grupo».

Asimismo, señala que «buscamos sacar de cada uno lo mejor que pueda darse a sí mismo y a los demás, que no tiene por qué coincidir con lo que pueda ofrecer su compañero. De hecho la riqueza viene de las diferentes aportaciones individuales que se irán transformando en colectivas a medida que el niño vaya creciendo».

Un método que triunfa

López Ruíz de la Hermosura explica que «María Montessori diseñó una serie de materiales pensados científicamente y de propiedades exactas para el aula Montessori, investigó mucho acerca de ellos, y no se quedó con lo primero que construyó sino que probó unos y otros a lo largo de diferentes escuelas, diferentes culturas, religiones, tradiciones... y al final concluyó cuáles en todos aquellos sitios eran los materiales que habían triunfado (y siguen hoy en día triunfando)».

En este sentido, añade que apostó por «un sistema como base en un aula Montessori, con unos objetivos precisos para el aprendizaje y desarrollo del niño, y una forma de presentarlos específica para su mejor comprensión y para los valores que se desarrollan de forma transversal, pero al mismo tiempo Montessori es algo que crece, que se sigue estudiando, que en base a las pautas marcadas se pueden desarrollar nuevos materiales para casos generales y específicos, que todo está en continuo punto de vista para la mejora».

La directora del «Garden Montessori» afirma que «a partir de una base de ambiente y recursos, respetando el ritmo interno de cada niño vamos a observarle y así descubriremos cómo poder ayudarle en aquellas tareas que estén en proceso de adquisición, o qué ofrecerle para encontrar nuevos retos».

Entre los principios esenciales de esta educación científica, López Ruíz de la Hermosura resalta «el ofrecer a los niños una actividad con un propósito, la capacidad de la libre elección de sus actividades, dejarles el tiempo y espacio necesario para cada uno en la repetición de los ejercicios, el sentido de la dignidad personal de los niños, el no recurrir a premios y castigos, sino que se ha de permitir que los niños trabajen por su propia satisfacción, otros principios como aprovechar el gusto por el orden que sienten los menores, justo en mi trabajo de hoy, cuando estábamos con la entrega de los niños a los papás, uno fue corriendo a ver a su papá y con una sonrisa le pidió permiso para que le diese tiempo para recoger lo que estaba trabajando y no dejarlo de cualquier modo (este niño tiene dos años y medio)».

Por último subraya que «el principio del silencio como resultado de la concentración espontánea, esto es una de las cosas que más llaman la atención a los visitantes a nuestros centros Montessori, cómo cada uno trabajando en una diferente actividad y moviéndose constantemente e incluso hablando entre ellos, el clima que se transmite es de sosiego y silencio mientras están en los momentos de trabajo.

Todos estos principios dan como resultado lo que María Montessori vino a llamar normalización y es el proceso en el que van consiguiendo los niños poco a poco la autodisciplina».