Castilla y León

Herrera: 15 años al frente de la Junta con un balance muy positivo para Castilla y León

El Diálogo Social o haber hecho bandera de las políticas sociales son dos de los logros obtenidos por este político burgalés, firme defensor del autonomismo útil e integrador

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, durante la presentación en la Sala de Mapas de su equipo de Gobierno en la actual legislatura, el pasado 7 de julio
El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, durante la presentación en la Sala de Mapas de su equipo de Gobierno en la actual legislatura, el pasado 7 de juliolarazon

El Diálogo Social o haber hecho bandera de las políticas sociales son dos de los logros obtenidos por este político burgalés, firme defensor del autonomismo útil e integrador

Juan Vicente Herrera cumple quince años al frente de la Junta de Castilla y León. Aunque oficialmente fue un 16 de marzo de 2001 cuando este recio, anticipativo y honesto dirigente burgalés era investido presidente y cuatro días después juraba el cargo, lo cierto es que fue el 27 de febrero de ese mismo año cuando el PP anunciaba que Juan Vicente Herrera relevaba Juan José Lucas como presidente de Castilla y León, ya que éste último se marchaba al Gobierno de España a trabajar como ministro de la Presidencia junto a José María Aznar.

Tres lustros han pasado ya desde entonces, a pesar de que muchos no le auguraban un largo porvenir al frente del Gobierno regional. Entre medias, tres triunfos por mayoría absoluta en las urnas, y una victoria más, la última hace poco más de medio año, en la que Herrera se quedaba a tan solo un escaño de revalidarla.

El presidente de la Junta representa lo mejor de la familia pepera, que no atraviesa por su mejor momento debido a los casos de corrupción que asolan a este partido en los últimos tiempos y que están pagando en las urnas. Defensor de la Constitución, de la España de las autonomías y del papel de las diputaciones provinciales como garantía de vida para los pueblos, Herrera es también y sobre todo buena gente. Pero, además, indiferente a los oropeles del poder, como ha demostrado no hace mucho enfrentándose a los ministros de su propio partido, Cristóbal Montoro y José Manuel Soria, con especial hincapié hacia este último por el daño que ha hecho el PP de Castilla y León su gestión de la crisis de la Minería y el carbón. Y pese a sus amagos de irse, su candidatura a la Presidencia de la Junta -a petición del propio Mariano Rajoy que le convenció para que siguiera al frente de la nave popular- despertó de nuevo la ilusión entre los suyos ante los cambios del espectro político que se avecinaban, pero sobre todo supuso un alivio.

Servir y ser útil

Estos quince años de Juan Vicente Herrera han supuesto un balance muy positivo para los intereses de Castilla y León y de sus ciudadanos. A sus 60 años ya, Juan Vicente Herrera siempre ha dicho que su objetivo es servir y ser útil, y que sólo haciendo esto y consiguiendo que sus paisanos, como así siempre se refiere a los castellanos y leoneses en sus intervenciones, será feliz y seguirá al pie del cañón. Entre sus mucho logros, haber hecho bandera de las políticas sociales, del consenso y la concertación. El Diálogo Social es, sin duda, la principal seña de identidad de la Comunidad. Decenas de acuerdos han emanado de este marco fluido de relaciones entre la Junta, los sindicatos y los empresarios con un único objetivo: mejorar la calidad de vida y bienestar de los castellanos y leoneses. Pero bajo su mandato se ha conseguido también situar a Castilla y León a la cabeza en la atención de las personas dependientes, colocar a nuestra Educación entre los mejores resultados de España en el informe PISA, aprobar la Renta Garantizada de Ciudadanía para ayudar a las personas más desfavorecidas o tejer una Red de Protección a las Familias afectadas por la crisis que ha ayudado a miles de familias a salir adelante.

Pero en este tiempo, Herrera tiene también un espina clavada, el famoso músculo financiero al que aspiraba y que quedó en nada cuando se reformó el sistema financiero con la conversión de las cajas de ahorro.