Castilla y León

Inmediata reacción contra los topillos en respuesta a las peticiones de agricultores

La Razón
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Con el objetivo de evitar la plaga de topillos que asolara los cultivos de Castilla y León durante el verano de 2007, la Consejería de Agricultura y Ganadería iniciará en los próximos días la quema de cunetas y reservorios de estos roedores, así como la aplicación de veneno para frenar su expansión, en virtud de lo acordado en la Comisión de Roedores del Comité Científico.

Estas medidas se van a ejecutar en cuanto acaben las lluvias en aquellas zonas en las que los agricultores así lo han pedido porque han detectado la presencia de numerosas poblaciones de topillos que pueden hacer peligrar los cultivos venideros. Es el caso de las zonas de Arévalo, Peñaranda de Bracamonte y Cuéllar, que conforman un eje sur, a las que se suma ahora la Tierra de Campos palentina.

Desde la Consejería que dirige Silvia Clemente recuerdan que no han estado de brazos cruzados este tiempo y que se han hecho varias inspecciones con especial incidencia en estas zonas donde más peligro se apreció. A falta de los datos de la última realizada en septiembre, en cuanto los tengan en la mano, en la Consejería empezarán las quemas de vías de dispersión, tales como cunetas, bosquetes y regatos, para posteriormente aplicar el pesticida en función de la necesidad de cada zona. S bien, para ello la Junta informará a los ayuntamientos y juntas agropecuarias locales afectadas la incidencia de las poblaciones de estos roedores en sus parcelas, aunque serán las administraciones locales las que deban solicitar la autorización para llevar a cabo las quema. Posteriormente, el delegado territorial del Gobierno regional en cada provincia será el responsable de otorgar esa autorización. A partir de ahí y con medios de la Junta, de los propios ayuntamientos y las JAL se procederá a las quemas, con asesoramiento técnico y personal de la Consejería. Sin embargo las organizaciones ecologistas han puesto el grito en el cielo y están en contra de este tipo de medidas como son las quemas controladas de rastrojo o los envenenamientos contra los topillos en los ecosistemas agrícolas, ya que consideran que son «inútiles» y «dañinas». Los ecologistas estiman que, en 2012, tan sólo en la comarca de Tierra de Campos ardieron unos 20.000 kilómetros lineales de caminos, cunetas y linderas, lo que equivale a una superficie de unas 8.000 hectáreas de los principales reservorios de biodiversidad.