Jóvenes parejas reflexionan en común sobre su experiencia de vida en familia

A la Iglesia Católica le preocupa sobremanera el alejamiento de los jóvenes hacia Dios, así como que cada vez más parejas prefieran casarse por lo civil o el aumento de las rupturas matrimoniales en los últimos años. Ante esta tesitura, preparar a los novios para que reciban el sacramento del matrimonio y acompañar a los recién casados durante sus primeros años para que aprendan a convivir y puedan iniciar juntos un proyecto de familia, es una de las prioridades para la Diócesis de Valladolid.

La Pastoral Familiar celebraba ayer en el Seminario Diocesano de la ciudad su encuentro anual con la participación de más de medio centenar de personas, jóvenes parejas la mayoría de ellas. Una reunión que protagonizaba el delegado de Familia y Vida de la Archidiócesis de Toledo, Miguel Garrigós, recientemente galardonado con el Premio «Alter Christus» por su contribución a las personas y la sociedad con programas de apoyo a la familia, en general, y de acompañamiento a jóvenes matrimonios, en particular, que tienen en marcha en la Archidiócesis manchega. Como es el caso del proyecto «Family Rock», construyendo sobre roca.

Un espacio donde compartir, dar respuesta y consuelo a las parejas recién casadas ante los problemas de convivencia que surgen en el día a día. Como la falta de diálogo, las imposiciones de criterios o las relaciones absorbentes de los padres. «Queremos sobre todo prevenirles de que el matrimonio no es la meta sino el principio del camino y estar con ellos para ayudarles a que su elección de estar juntos sea para toda la vida», señala Miguel Garrigós a LA RAZÓN.

El religioso destaca la gran acogida que tiene este programa de «Family Rock», donde dan consejos y recomendaciones a través de correos electrónicos y ofrecen actividades y planes de ocio que las parejas pueden realizar juntos además de encuentros grupales en los que comparten experiencias y profundizan sobre algún tema especial.

Salir a buscar

Garrigós reconoce que cada vez son más los jóvenes que están alejados de Dios o que sin estarlo tampoco están muy comprometidos con el mensaje cristiano. Por ello, dice tener claro que la Iglesia debe pensar en ellos y salir a buscarles, prevenirles de las dificultades y orientarles para que puedan encontrar su camino. «Y todo ello -prosigue-, hay que hacerlo también utilizando el lenguaje de los jóvenes de hoy y cuidando el envoltorio para no echar a perder el producto».

Antonio Torres, voluntario de de la delegación de Familia y Vida de la Diócesis de Valladolid y organizador del encuentro, destaca a este periódico la importancia de este tipo de actividades para conocer cómo trabajan con jóvenes y familias en otros lugares de España. «Queremos que nos enseñen pero, sobre todo, que nos motiven», señala.