Castilla y León

Los alérgicos alimentarios se unen y reclaman mayor sensibilidad ante su problema

La asociación Ablaa, la primera en Castilla y León, alerta también del desabastecimiento de adrenalinas autoinyectables

Ana Isabel Rodríguez, Estela Ruiz y Laura González, cabezas visibles de la asociación Ablaa en la lucha contra las alergias alimentarias
Ana Isabel Rodríguez, Estela Ruiz y Laura González, cabezas visibles de la asociación Ablaa en la lucha contra las alergias alimentariaslarazon

Son cada vez más los afectados a reacciones alérgicas alimentarias. No sólo en niños pequeños, que suele ser lo más habitual sino en personas adultas. De hecho alrededor de un 3 por ciento de la población castellano y leonesa se encuentra afectada por una problemática que va a más. Pese a ello, falta concienciar y sensibilizar a la sociedad. Algo que echan de menos desde Ablaa (Asociación Basada en la Lucha de los Alérgicos Alimentarios), creada recientemente en Valladolid y la única de estas características en Castilla y León.

Al frente de ella Ana Isabel Rodríguez como presidenta; Estela Ruiz como vicepresidenta y Laura González, tesorera, que atienden a LA RAZÓN para explicar las razones de la puesta en marcha de esta asociación, las acciones que están desarrollando ya y sus reivindicaciones, que son bastantes, por que lo esencial es «ofrecer el mejor nivel de vida a las personas afectadas».

«Queremos ser más visibles, tener más derechos y poder salir de casa con tranquilidad. El desconocimiento de la sociedad ante este problema es brutal, y hasta que no te toca no sabes lo que es», declara Ana Isabel Rodríguez, quien incluso asegura que se les ha tratado de «histéricos» en determinadas ocasiones.

«No es una cosa puntual», apunta Laura González, «y ninguna tontería. Puedes sufrir una anafilaxia -reacción alérgica grave- al manipular o comer algún alimento y te puede provocar la muerte. Y la cosa va en aumento, se está diagnosticando cada vez más en adultos y las reacciones cada vez son más graves».

Unas situaciones que trastoca el día a día de las familias, tanto en el colegio, celebraciones sociales o viajes y, además, encarece sobremanera la cesta de la compra, por que los productos idóneos tienen un precio que triplica el de uno normal, indica Estela Ruiz.

Uno de los principales problemas se encuentra en los restaurantes, donde a pesar de existir carta para alérgenos, las comidas se suelen hacer en la misma plancha, con el riesgo que conlleva. Situaciones que, incluso, han sufrido en los hospitales, «donde he tenido que llevar a mi hijo comida desde casa porque lo que le ofrecían en el desayuno no podía tomar nada, pese a contar con el informe médico», manifiesta Laura González.

Pero no sólo en las comidas se encuentra el peligro, sino también en material escolar que pueden tener trazas de leche como tizas o plastilina. Un ejemplo: la hija de la presidenta de Ablaa, a la edad de cinco años sufrió en un curso escolar 15 bronquitis y dos neunomías. La causa; las tizas que tenían caseína a lo que era alérgica.

Y ahora ha surgido un problema con la distribución de autoinyecciones de adrenalina de 300 microgramos (para personas con más de 30 kilos de peso), para emergencias de reacciones de alergias graves y que en estos momentos no hay en las farmacias de Castilla y León ante la falta de acuerdo entre el Ministerio de Sanidad y el laboratorio que suministraba su comercialización. «Se han suspendido en enero y van a mandar de momento 30 unidades a Valladolid. Nos están quitando un medicamento vital», asegura su presidenta. Un medicamento no barato, ya que son 18 euros la inyección con una fecha de caducidad de seis meses. Aunque muestran su optimismo a que haya una rápida solución.