Castilla y León
Malestar en la profesión médica
“Hay muchas gotas, suficientes para colmar muchos vasos, que son el aguante de los profesionales”
«A quién le importa lo que yo hago,
a quién le importa lo que yo digo»
¿Recuerdan esa canción?
Es la sensación que estamos teniendo muchos médicos cuando vemos las acciones de nuestros políticos y gestores.
Hay muchas gotas, suficientes para colmar muchos vasos. Salvo que el vaso, esto es, el aguante de los profesionales, es muy grande, tan grande como el compromiso que estos tienen con los pacientes. Ese compromiso es el que está atenuando el progresivo deterioro del Sistema público de Salud en nuestra Comunidad Autónoma.
Estando en estas reflexiones viene la penúltima gota. La aplicación de Historia clínica en atención primaria ya conocida por todos, llamada Medora, falla una vez más de manera estrepitosa y hace prácticamente imposible el desarrollo normal de las consultas en toda la Región el jueves y viernes últimos. Nadie tiene la culpa, e imagino que nadie se siente culpable de haber tomado decisiones a lo largo de estos años que han demostrado no ser afortunadas, aunque ya en diferentes ocasiones se avisó sobre su inconveniencia.
Las inversiones en tecnologías de la comunicación en el ámbito sanitario han adolecido siempre de una adecuada planificación.
Después de que cada Comunidad Autónoma desarrollara su propia tarjeta sanitaria como Dios le dio a entender, se dieron cuenta de lo que era obvio, que solo servía dentro de la Comunidad y por tanto había que hacer nuevas inversiones para que se reconozcan en otros sitios.
Con las aplicaciones informáticas de historia clínica pasó algo similar, las había muy buenas pero en Castilla y León algunos decidieron hacer una propia, al mismo tiempo que algunos servicios hospitalarios fueron desarrollando aplicaciones propias e incluso servicios centrales en colaboración con laboratorios suministradores de productos que introducían también sus propias aplicaciones.
Alguien en algún despacho se dio cuenta de este desbarajuste, que nadie se podía conectar con nadie y que, por tanto, era necesario hacer nuevas inversiones. Y en eso estamos.
Por si eran pocas gotas, una más, una médico estando de guardia en un centro rural sufre un accidente mientras está limpiando los platos en los que había comido. Se procede a tramitar como accidente laboral pero esto no es admitido por la inspección de trabajo por considerar que aunque producido en el lugar de trabajo no son funciones propias de un médico de guardia. ¡Claro que fregar los platos, limpiar el instrumental, limpiar el suelo si algún paciente vomita o sangra no son funciones del médico o enfermera de guardia! pero ¿quién lo hace sino los médicos y enfermeras que se tienen que llevar su comida de casa porque la Consejeria consideró que era un gasto del que podía prescindir? Al fin y al cabo, ¡a quién le importa!
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