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Reestrenan veinte años después la Cantata compuesta para Las Edades

El compositor musical Pedro Aizpurúa
El compositor musical Pedro Aizpurúalarazon

Corría el año 1992 cuando Las Edades del Hombre encargaban al compositor Pedro Aizpurúa una pieza musical a partir de un texto de José Jiménez Lozano. De su talento surgía una música avanzada y arriesgada para la época, un monumento de sonidos que se recupera para el concierto conmemorativo de esta tarde, con motivo del 25º aniversario de Las Edades del Hombre, en el Auditorio Miguel Delibes, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el coro de la Universidad de Valladolid, tras haber estado olvidada durante más de veinte años la partitura en los archivos de la institución vallisoletana.

A sus casi 90 años, Pedro Aizpurúa, conserva una sana vitalidad y se muestra sorprendido de que se recupere la Cantata que creía olvidada en el tiempo. «Cuando me dijeron que iban recuperar la pieza para este concierto, cogí la partitura para saber que había hecho en su día, y de verdad que no me acordaba, realmente me parece una auténtica barbaridad. Se trata de una obra muy difícil que no se puede dejar en manos de cualquiera. No sé como se atreven a cantar esto ahora», indica.

El Premio Cervantes escribió seis cantos diferentes: de la hilandera, del leñador, del astrólogo, del pastor y la posadera, para volver de nuevo a la hilandera. Entre medias se hace el silencio para introducir sonidos electroacústicos, un auténtico universo sonoro que pone en una posición complicada tanto a los solistas como al coro y a la orquesta.

«La obra es bastante complicada», asegura Aizpurúa. «Tiene una parte coral, que en un momento están cantando cuatro voces y de repente pasan a doce. El coro se tiene que dividir entre ellos y la gente no está acostumbrado a ello. La interpretación de la orquesta también es muy compleja, y la parte electroacústica la lleva a cabo Emiliano Allende».

José Luis Temes es el encargado de dirigir a la Oscyl en esta ocasión. «Le he conocido hace unos días y me dijo que había hecho algunas variaciones. Yo le dije que hiciera que lo que le pareciera mejor. Y ha buscado lo que mejor se acomoda al Coro de la Universidad de Valladolid».

Pedro Aizpurúa señala que cuando se puso a componer la Cantata, estaba muy al tanto de todo lo que estaba ocurriendo en el mundo de la música. «Las ruptura musicales que se estaban produciendo en Europa y fuera de Europa. Me quería expresar con ese lenguaje, con esa ruptura con la tradición».

Los críticos que en su día escucharon la Cantata advierten de que se trata de una pieza excepcional, muy arriesgada para su tiempo y muy avanzada. «Y muy vanguardista», apunta Aizpurúa. «Lo que no quería hacer era una obra en sintonía con la música tradicional. No me interesaba. Yo hacía obras por entonces, de menos alcance, pero siempre dentro del espíritu musical del siglo XX».

Y es que algunas de sus obras pueden suponen una tortura para algunos intérpretes o un disfrute. Por ejemplo el 2 F-Z a dos pianos interpretado por Frechilla y Zuloaga fue patalaeado en Cádiz mientras que en Moscú fue aplaudido a rabiar.