Arte, Cultura y Espectáculos
Salamanca muestra la unión entre el Jardín de las Delicias y los japoneses
La moda, la pintura y la literatura protagonizan la exposición innovadora de los artistas salmantinos Miguel Elías, Fely Campo y Florencio Maíllo
Una visión diferente e innovadora para explicar la unión, dualismos, convergencias y contrastes de «El Jardín de las Delicias», obra cumbre de «El Bosco», una de las referentes del estilo renacentista de Occidente; y los jardines japoneses. Esto es lo que ofrecen los pintores Miguel Elías y Florencio Maíllo y la diseñadora Fely Campo, en la exposición «Del Jardín de las Delicias al Jardín Japonés».
Una muestra que abría sus puertas ayer y que permanecerá abierta hasta el 25 de febrero en el Aula Magna de Su Majestad la Emperatriz Michiko del Centro Cultural Hispano-Japonés que la Universidad de Salamanca tiene en la plaza San Boal de la capital salmantina. El horario de visitas es de lunes a viernes de 10 a 14 y de 18 a 21 horas.
El novedoso proyecto mezcla moda, pintura y literatura en una composición de piezas «tan rotundas», explica Maíllo, «que funcionan en sí mismas por separado, pero conjuntamente proyectan una instalación para degustarla».
Asimismo, en una entrevista a la Agencia Ical, afirma que «no sé si es vanguardista o tradicional, ni si es rupturista, pero es sensual y poderosa y proyecta a la gente a un estadio para que la sienta».
En la misma línea, Miguel Elías asegura, a LA RAZÓN, que la muestra es «tremendamente contemporánea» que quisieron hacer para «una ciudad contemporánea. Ya va siendo hora de que la Universidad y la ciudad se pongan en la rampa de salida hacia el siglo XXI». También, indica que a la iniciativa aporta sus grandes rollos extendidos de papel de fibra de bambú, que ocupan el espacio central de la muestra y representa el «aire», frente a la tierra y el fuego de la obra de Florencio Maíllo y el agua que sugieren los vestidos de Fely Campo.
En este sentido, la diseñadora salmantina destaca que «hay una conexión» entre todos los trabajos. Y es que, según afirma Maíllo, a pesar de ser «muy diferentes y trabajar materiales diferentes», hemos podido crear un proyecto «duradero» y con el que «hemos disfrutado mucho».
Gran interacción
Además, durante la elaboración del proyecto, los artistas subrayan que surgieron «nuevas ideas, matices y sutilezas que afloraron inconscientemente» y que hicieron que «la interacción entre las partes cobrara vida».
Así, las sombras proyectadas por los vestidos inspirados en Japón de Campo se completaron con famosos versos de los ‘‘haikus’’ de Matsuo Basho, caligrafiados por Elías, mientras las mujeres desnudas y occidentales «aunque universales» de la obra de Maíllo contemplan esos vestidos, en una dualidad que se repite en el contraste entre el soporte férreo de la obra principal de este último, una re-interpretación de «El Jardín de las Delicias» con una «sociedad falta de pacifismo» representada en una pieza cuadrada de 6 x 6 metros con dieciséis elementos separados pero conjuntados, y la vaporosidad de los rollos florales de bambú de Miguel Elías.
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