Zamora
«Todos los políticos deberían pasar por un ayuntamiento»
Para Miguel Alejo ser alcalde requiere «de mucha calle y poco despacho» y constituye «la raíz de la política»
Cuando el socialista Jacques Delors, quien fuera ministro de Economía y Finanzas de Francia y presidente de la Comisión Europea, parecía que se iba a retirar a descansar al final de su carrera tras haberlo sido todo en política, sorprendía a todos diciendo que aún le quedaba por llevar a cabo la tarea de mayor honor y honra. La que más anhelaba en su fecunda trayectoria de servicio público: ser alcalde de su pueblo, Cliché Marcha. Y es esto lo que ha hecho Miguel Alejo, uno de los delegados del Gobierno de España más eficientes y recordados en Castilla y León, que al abandonar su cargo se retiraba a su Almeida de Sayago natal y tomaba la decisión de presentarse a las últimas elecciones municipales. Un viejo sueño que ha conseguido, y con creces, al obtener para el PSOE seis concejales por uno del PP y lograr el respaldo de casi ocho de cada diez vecinos.
Miguel Alejo recibe y atiende a LA RAZÓN satisfecho y algo abrumado por la mayoría absoluta sin paliativos que ha conseguido. Pero también, sabedor de la responsabilidad que tiene por delante los próximos cuatro años. «Siempre quise ser alcalde porque es la raíz de la política. Creo que todos los políticos deberían pasar por un ayuntamiento en algún momento», señala Alejo, para quien el trabajo de un alcalde es el de estar en la calle permanentemente en contacto con los vecinos y no metido en los despachos. Como buen anfitrión, nos enseña su pueblo, orgulloso, mientras sus vecinos le paran por la calle para darle la enhorabuena, desearle suerte y, de paso, pedirle también que solucione alguno de sus problemas. «Esto es ser alcalde», cuenta. En su opinión, la sociedad tiene que construirse entre todos. Entre jóvenes y mayores, «pero haciendo cosas normales, con humildad, sencillez y normalidad». Y considera que no hay desafección ciudadana hacia la política sino rechazo hacia algunos políticos que se han aprovechado y servido de la política.
Jubilado administrativamente y ganadero vocacional, Miguel Alejo presume de su menuda explotación en la que destacan dos burros de la raza zamorana-leonesa -Feliciano y Blas se llaman-, así como una piara de cerdos enanos, gallinas, un pequeño rebaño de ovejas churras y una cabra, que conviven todos juntos felizmente en su granja situada a la entrada del municipio.
El ex delegado del Gobierno en Castilla y León no echa de menos el estar en primera línea política. Es feliz en su pueblo, con el que está comprometido y seguirá «hasta que mis vecinos quieran». Dice también que pulsará cada día como van las cosas para ver si su trabajo sirve para algo. Y que en cuatro años volverá a hacer la ronda, casa por casa, para preguntar a los suyos: «¿Quieres que me presente de alcalde?».
Decálogo de medidas
Alejo trabaja ya en un decálogo de medidas urgentes que quiere poner en marcha en los tres primeros meses. Entre ellas, ampliar las competencias de la comisión de control de cuentas. «Esto es vital para conocer el funcionamiento de un ayuntamiento y para evitar líos y sospechas de la gente», afirma, mientras avanza que constituirá un consejo municipal -que hará en la calle, en la plaza del pueblo-, «para que los vecinos participen también de las decisiones importantes y podamos escucharles». Al respecto, hace suya una frase del filósofo y ensayista Francisco Giner de los Ríos: «Lo más importante es que entre todos hagamos lo que pensamos entre todos». Además, Alejo pondrá en conocimiento de los vecinos la situación municipal y acometerá cuanto antes la reforma del centro médico de la localidad «que se está cayendo». Igualmente, potenciará la residencia de ancianos en la que trabajan 18 personas para aprovechar las oportunidades que se abren laboralmente por el hecho de tener personas mayores a las que se pueden atender y mejorar su calidad de vida con gente joven del municipio. «Cerraríamos sociológicamente un círculo», dice, a la vez que recuerda una frase que le dijo una vez un empresario: «Yo me dedico a hacer pañuelos para los que lloran, porque llorar no me sirve de nada».
Una bolsa de empleo, un plan de censo para atraer gente al municipio que llamará «Enciende una bombilla en tu pueblo», y explotar los recursos medioambientales que ofrece el monte y el bosque que rodea a Almeida de Sayago a la economía y empleo del municipio, son otras de las prioridades de Miguel Alejo para este inicio de mandato. «Sé donde hay que tocar. Y me van a oír todos estos que tanto prometieron en campaña», advierte. Y recupera también una frase de Cicerón a su hijo: «Sé solidario con tu comunidad, con tu pueblo y con tu gente. Y dedícate a la acción política, pero desde la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza». «Son las virtudes cardinales, las del corazón -dice-, que son las que deben regir también en la política».
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