Macba

30 años del Macba

Las administraciones se unen para reconocer la labor realizada por el museo en las últimas tres décadas

Representantes de las tres administraciones y del Macba, ayer, ante la sede del museo barcelonés
Representantes de las tres administraciones y del Macba, ayer, ante la sede del museo barcelonéslarazon

Las administraciones se unen para reconocer la labor realizada por el museo en las últimas tres décadas.

Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona se conjuraron ayer en dar su apoyo a los nuevos retos del Macba en el 30 aniversario de la Fundación Macba, que ha unido en un mismo acto al president Carles Puigdemont y al ministro de Educación y Cultura y portavoz del Ejecutivo central, Íñigo Méndez de Vigo. Puigdemont, Méndez de Vigo, así como el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Collboni, el conseller de Cultura, Santi Vila, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, encabezaron ayer un recorrido el museo y un acto con discursos en catalán y castellano.

La presidenta de la Fundación Macba, Ainhoa Grandes, abrió la conmemoración recordando que han sido «30 años dedicados al mecenazgo cultural», entendiendo la cultura como bien social, como «herramienta que permite interpretar la realidad y que fomenta el desarrollo de nuestro pensamiento crítico». La fundación nació en 1987 coincidiendo con «un movimiento de inflexión histórica», poco después de que Barcelona obtuviera la candidatura de los Juegos Olímpicos, para dar cumplimiento al mandato del alcalde Pasqual Maragall de que la ciudad contara con un museo de arte contemporáneo. «Nació así el modelo Macba, un modelo público-privado único en España», dijo Grandes, que añadió que en estas tres décadas ha aportado más de 1.600 obras de arte, que forman el núcleo de la colección actual del museo.

Puigdemont señaló en su intervención que este modelo público-privado es «irrenunciable», «incluso si el Ministerio equilibrara sus aportaciones respecto a otros grandes equipamientos de Madrid o si los presupuestos públicos fueran más generosos».

El ministro de Educación y Cultura, que sorprendió a los asistentes leyendo gran parte de su discurso en catalán, se refirió a Barcelona como una «ciudad cosmopolita, moderna y plena de vitalidad», en la que «se siente la vanguardia». Méndez de Vigo recordó esa Barcelona del café Els Quatre Gats en la que Eugenio d’Ors hablaba sobre Modernismo en tertulias con Picasso, con Dalí, con Ramon Casas o Santiago Rusiñol, y «el Macba es hijo de todas esas sensibilidades». El portavoz del Gobierno tomó el guante de Grandes y aunque sin un compromiso concreto dijo que «lo único que garantiza su futuro es la viabilidad», y parafraseando a Josep Pla concluyó: «El dinero no da la felicidad, pero tampoco es un obstáculo».

El Ministerio de Cultura se incorporó al consorcio del Macba en 2007 por el empeño de Leopoldo Rodés, primer presidente de la Fundación Macba, y hoy es «un modelo de éxito que se aplica con naturalidad en otros museos de España».

Además de agradecer el impulso de Rodés, el ministro pidió al teniente de alcalde de Cultura, Jaume Collboni, que transmita a la familia de Pasqual Maragall su «reconocimiento y afecto».