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La Fundación Ulls del Món lanza una campaña para evitar la ceguera a 500.000 personas en los próximos cinco años.

Ulls del Món ha tratado a 500.000 personas desde que nación en 2001 y ahora lanza una campaña para tratar a otras 500.000 más en los próximos cinco años.
Ulls del Món ha tratado a 500.000 personas desde que nación en 2001 y ahora lanza una campaña para tratar a otras 500.000 más en los próximos cinco años.larazon

La Fundación Ulls del Món lanza una campaña para evitar la ceguera a 500.000 personas en los próximos cinco años.

En un teatro a oscuras, se escucha la voz del actor Josep Maria Pou recitando «El Ciego», de José Luis Borges. «El espejo que miro es una cosa gris (...) Ahora sólo perduran las formas amarillas y sólo puedo ver para ver pesadillas». Quiere ayudarnos a imaginar cómo nos sentiríamos si la oscuridad fuera permanente. Borges, como James Joyce, Benito Pérez Galdós y otros artistas perdieron la vista. «Quizás la ceguera les dio una extrema sensibilidad», reflexiona Pou en voz alta. Pero tras la belleza de todas las obras que abordan la ceguera hay una constante: el terror.

Pou –operado de cataratas– preguntaba ayer en la presentación de la última campaña de la Fundación Ulls del Món, «si la oscuridad se volviese eterna, ¿cuál sería el recuerdo visual que no querríamos perder?». Él hablaba de los ojos de las personas a las que quiere, porque «mirar unos ojos es una de las cosas más bonitas que hay». La actriz Núria Prims señalaba que las sonrisas de su gente y el dramaturgo Lluís Homar afirmaba que «jugar a imaginar que no ves es imposible». Sus respuestas y las de otros actores y actrices que participan en la campaña «500.000+500.000», de la ONG Ulls del Món, cuyo lanzamiento coincide hoy con el Día Mundial de la Visión, tienen en común el terror que provoca pensar en volver a ver.

Cuenta el doctor Borja Corcóstegui, vicepresidente de Ulls del Món, que «las previsiones demográficas y de salud indican que en 30 años, con el crecimiento y el envejecimiento de la población, los problemas visuales afectarán al triple de personas». Gracias a la ciencia, hoy el 75% de las cegueras son reversibles... en Occidente. Sin infraestructura ni médicos la ceguera no se cura. Esto explica por qué el 90% de los ciegos que hay en el mundo –36 millones– viven en países pobres. Además, hay 217 millones que tienen una visión reducida y la mitad ve mal sólo porque no llevan gafas. Es un dato que dio la directora de Ulls del Món, Núria Ramon.

Desde su fundación, en 2001, esta ONG que preside Rafael Ribó ha tratado a 500.000 personas de regiones desfavorecidas del Sáhara, Mozambique, Bolivia y Mali. «Allí los ciegos viven una doble oscuridad, no ven y son arrinconados por la sociedad», lamenta. En los próximos cinco años, Ulls del Món quiere evitar la ceguera de 500.000 personas más, también en Perú. Con la campaña «500.000+500.000», dirigida por Isaki Lacuesta, busca micromecenazgos y grandes mecenas. «Con 35 grandes donantes que aporten 20.000 euros anualmente, lograríamos 500.000 tratamientos en cinco años», destacó Ramon.

Un tratamiento cuesta 7 euros y en caso de requerir una intervención, operar a una persona de cataratas, la dolencia más común, tiene un coste de 70 euros. En 2017, la fundación atendió a 64.729 personas, 12.411 niños, operó a 4.246 y formó a 1.409 profesionales locales. Su máxima es ese proverbio chino que dice «si das pescado a un hombre le darás alimento para un día y si le enseñas a pescar, lo alimentarás toda la vida». Por eso su objetivo es exportar conocimiento, formar a profesionales «in situ» y empoderar a las autoridades locales para que atiendan la salud visual de su gente. Ribó puso como ejemplo su labor en El Alto, de Bolivia, cuando llegaron no había oftalmólogos, hoy no necesita ayuda