Literatura

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Afinidades electivas

«Estimat amic» recopila la correspondencia cruzada entre Gaziel y Josep Pla

Josep Pla y Gaziel, fotografiados juntos en Pals, en 1962 / Biblioteca de Catalunya
Josep Pla y Gaziel, fotografiados juntos en Pals, en 1962 / Biblioteca de Catalunyalarazon

«Estimat amic» recopila la correspondencia cruzada entre Gaziel y Josep Pla

Gaziel y Josep Pla son dos símbolos del periodismo del siglo XX, pero también fueron amigos. Buena prueba de ello es un epistolario que hoy llega a las librerías de la mano de Destino y bajo el cuidado del profesor Manuel Llanas. «Estimat amic. Correspondència (1941-1964)» recopila las cartas, hasta ahora inéditas, que se cruzaron los dos autores, un volumen indispensable para conocer la independencia total de la que gozaron dos autores excepcionales.

Son un total de 58 misivas, aunque es algo desalentador la proporción de lo que ha llegado hasta nosotros: 51 de Gaziel y solamente 7 de Pla, algo que obedece a lo poco conservado entre las cartas que Gaziel guardaba entre lo recibido.

El conjunto nos permite viajar entre 1941 y 1964, año de la muerte de Agustí Calvet, más conocido por su seudónimo de Gaziel. Los dos protagonistas de este epistolario son dos derrotados por el franquismo, dos voces que intentan hacerse un hueco en un mundo opresivo y oscuro. Son, por tanto, solitarios que intentan respirar pese a lo asfixiante del ambiente político en Cataluña, y que hacen todo lo posible por ayudarse. Una buena muestra de ello es la carta con la que se abre el libro, una de las pocas que Gaziel escribió en castellano a Pla. Fechada el 27 de septiembre de 1941, el autor de la nota cree que el responsable de «Coses vistes» podría estar interesado en ocupar una corresponsalía: «El periódico “ABC” necesita un corresponsal en Lisboa. [Luis María de] Zunzunegui, que como Vd. sabe es amigo de la casa, propuso el nombre de Vd., a mi juicio con gran acierto. Y, en principio, la proposición fue muy bien acogida. De suerte que Zunzunegui (al salir hoy de viaje por unos cuantos días) me ha rogado que me encargue yo de comunicarle a Vd. su gestión, cosa que hago con el mayor gusto. Lisboa es, en la actualidad, el mejor observatorio de Europa y uno de los primeros del mundo».

Hay entre ambos afinidades electivas, una coincidencia en pensamiento que enriquece notablemente la amistad entre estos hombres.

Un buen ejemplo de ello es una misiva de Gaziel a Pla del 29 de septiembre de 1953, toda una declaración de intenciones en medio de la podredumbre intelectual del franquismo: «Vós i jo hem estat sempre sincers i independents –tot el que humanament ens ha sigut possible– de cara als nostres públics. Mai no hem explotat els ideals que hem servit, per treure'n profit personal, sinó més aviat al contrari: sovint, el nostre desinterès i la nostra fidelitat ens han estat perjudicials. No hem rebut mai càrrecs ni honors de ningú, ni dels nostres afins, ni dels que remenaven les cireres que nosaltres contribuíem, evidentment, a collir. I ara, sobretot, després del gran desastre col·lectiu –català i hispànic–, quan tanta de gent ha canviat o ptova de canviar de camisa, sigui com sigui (i molts ho fan admirablement, amb extraordinari profit), nosaltres seguim essent allà on érem, malgrat la dissort, malgrat la persecució: pobrets i alegrets, com deia l'Emili Vilanova –vós en la vostra fecunda soledat del Mas Pla, jo en aquest silenci i aquest desert de Madrid». Es decir, Gaziel y Pla, son dos hombres que están solos en plena dictadura, dos nombres para el exilio interior.

Hay también en las cartas juicios literarios. Calvet es un agudo lector que sabe perfectamente leer las páginas que Pla escribe, por ejemplo, en su serie «Homenots». Véase, en este sentido, la nota del 4 de abril de 1960 tras la lectura del quinto volumen de «Homenots», en la que Gaziel aplaude la aguda observación del autor de «El carrer estret» y su capacidad para el retrato. «El que dieu de Salvador Espriu, referent a la seva primera etapa, la millor sens dubte, és excel·lent i té molta vida; i el consell que li doneu, respecte de la segona, assenyat com si fos del seu mateix pare. (...) [Josep Maria] Junoy el situeu en les seves aigües artificials, com peix d'aquàrium que era. I en parlar de Chesterton com ho feu, donant entenent el que voleu dir, però sense caure, assoliu un prodigi d'equilibri. (...) Enric Casanovas, calcat: exacte, perfecte. El vostre Carles Riba, molt matisat i just, ben raonat i ferm en l'elogi: i en el judici reticent respecte de la seva poesia, resoleu molt rebé la situació del vostre diàleg amb la senyoreta».

Algunas de las cartas también se refieren a la participación conjunta como jurado del Premi Joanot Martorell. Las opiniones sobre las novelas presentadas al certamen no tienen desperdicio. De «Viure no és fàcil», de Enric Massó, Gaziel subraya que es la mejor de todas, pero que no lo tendrá fácil ante la censura por su crueldad. Otra obra a concurso es la titulada «Colometa», posteriormente publicada como «La plaça del diamant»: «L'altra obra, de la Sra. Rodoreda, és un intent fallit». La misiva nos sirve para saber que, a los ojos de Gaziel, «Pere Calders és un gran, magnífic escriptor, però trobo que la seva collonada marítima cau de les mans, perquè és una llauna impressionant. Sembla mentida que pugui existir una llauna tan ben escrita».

Gaziel, quien fuera director de «La Vanguardia», se convirtió también la base para el «homenot» que Pla dedicó a la familia Godó. En el libro puede leerse la información que el periodista envió al autor de «El quadern gris» e, incluso, las observaciones que hizo Gaziel del texto de Josep Pla.

«Estimat amic»

Gaziel y Josep Pla,

Destino

266 págs.,

18.50 euros