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Allué: «El escritor narra una historia y el reto de un juego es meterte dentro de la historia»

Entrevista a Josep M. Allué, cocreador del juego «El Monstruo de los Colores»

Josep M. Allué, cocreador del juego «El Monstruo de los Colores». Foto: Miquel González/ Shooting
Josep M. Allué, cocreador del juego «El Monstruo de los Colores». Foto: Miquel González/ Shootinglarazon

Entrevista a Josep M. Allué, cocreador del juego «El Monstruo de los Colores».

Ahí va un juego. ¿Quién puede decir el nombre de un director de cine? ¿Y el de un autor de un juego de mesa? Gana quien acierte la segunda pregunta. Casi todo el mundo conoce el Monopoly, el Risk o el Catán, pero pocos saben quiénes son sus creadores. Pese a que tras un juego, igual que en las películas y novelas, también hay un proceso creativo. «La diferencia es que el cineasta y el escritor narran una historia y el reto de un juego es meterte dentro de una historia», dice Josep M. Allué. Quédense con su nombre y el de su socio Daniel Gómez, si quieren ganar el reto con el que arranca este texto. Juntos han creado un puñado de juegos desde Idealúdica, su empresa. Allué es entusiasmo. Razones para reír no le faltan, además de triunfar estas Navidades con el juego «Familiarizados» de Ikea, acaban de transformar en juego el archifamoso cuento de Anna Llenas, «El Monstruo de los Colores» (Devir), un icono educativo que ayuda a los niños a distinguir las emociones a través de los colores.

-¿Cómo nace la idea de convertir «El monstruo de los colores» en un juego?

-En el universo infantil, este cuento viene a ser lo que fueron «Les Tres Bessones» para la generación EGB. Sólo en España, ha vendido 300.000 ejemplares y se ha traducido en más de 16 idiomas. No hay escuela infantil que no tenga un ejemplar. Su autora, Anna Llenas, creó la historia y las ilustraciones. Y ha triunfado porque trata un tema sensible como las emociones, muy en boga en esta primavera pedagógica que vive el mundo. Devir se puso en contacto con la autora para proponerle hacer un juego. Se pusieron de acuerdo y llamaron a Idealúdica. El proyecto nos entusiasmó.

-¿Habíais trabajado con Devir?

Tenemos dos juegos publicados con ellos: Dragones y Gallinas y Mazmorras, y Castellers, un juego de cartas ilustrado por Albert Montells, ex director del «El Jueves».

-¿Cómo se crea un juego?

-Cuando creamos un juego a partir de un concepto que ya existe te has de empapar del programa de televisión o el cuento (Josep M. y Dani son responsables de juegos como Ahora Caigo o Yo fui a EGB). En el caso de «El Monstruo de los Colores», el tema es fácil. El protagonista es un monstruo con un lío en la cabeza. Tiene una amiga, una niña que se llama Nuna, que le ayuda a descifrar qué le pasa. Y lo que le pasa es que tiene un montón de sentimientos mezclados. Debe aprender a reconocer cada sentimiento y lo hace a través de un color. El amarillo, por ejemplo, es el color de la alegría. El juego consiste en guardar cada color en un pote. El monstruo aprende así a distinguir emociones. El reto de un juego es convertir en protagonistas de esa historia a los jugadores. Nuestro trabajo ha sido pasar un cuento bidimensional a 3D y crear una historia que varía según quién juega. En el cuento Nuna ayuda al monstruo a ordenar sus emociones y en el juego, todos los jugadores ayudan.

-¿Divierte y educa?.

-Sin diversión no hay juego. En el caso de «El Monstruo de los Colores», hay un reto común, colocar cada color en su pote antes de que aparezcan tres botellas con los colores mezclados. Es imposible separar la parte pedagógica del juego porque es la base de la historia sobre la que trabajamos.

-¿Se han interesado las escuelas por el juego?

- Por cada 10 personas que escuchan el nombre del juego, 9 conocen el cuento. Devir hizo un juego de medidas gigantes que hemos llevado a un par de ferias y con el que los niños vibran porque se sienten protagonistas ayudando al monstruo, igual que hace la niña en el cuento. Muchos maestros se han interesado. Se puede comprar y alquilar.

-¿Pueden jugar los adultos?

-Este mecanismo de hablar sobre ti ya existe en otros juegos. Para adultos, prefiero Dixit.

-¿Cómo se acaba siendo creador de juegos?

-Hice Magisterio y estuve diez años trabajando en una ludoteca. Jugaba tres horas diarias, con 150 niños y un fondo lúdico de 250 juegos. Empecé a ir a festivales de juegos, como el de Cannes, para descubrir novedades, conocí a gente que hacía juegos y me animé a crear uno. Hará ya más de 15 años del Tobynstein. Tras un tiempo en una empresa, junto a Dani, que conocí en la ludoteca, creamos Idealúdica. Hacemos encargos y creamos nuestros juegos.

-Algunos premiados.

Con el Cuco Kiko gané el As de Oro Infantil hace dos años. Es un premio al mejor juego de niños publicado en Francia. Lo hice con Víctor Bautista i Roca. Somos los primeros autores nacionales en ganarlo.

-Barcelona es un referente en videojuegos ¿y en juegos de mesa?

-Tiene Devir, principal empresa editorial del país y están las sedes de multinacionales. Hay editoriales pequeñas, medianas y grandes, y el festival El Dau, el más importante del país.

-¿Cómo niño qué juegos te gustaban?

-El Risk. Éramos cuatro hermanos y jugábamos todos. Y ahora de mayor me gustan los juegos como el «Time’s Up» o «Grande y Peludo», donde los jugadores se ríen y se conocen.

-¿Los juegos evolucionan?

-Venimos del ajedrez, un juego de blancas contra negras, donde para que tú ganes, yo he de perder y si quiero ganar me tendré que esforzar. Luego vienen juegos como el Risk o el Monopoly, donde todos tenemos más oportunidades porque hay una parte de azar, igual que en la vida. Tú gestionas tus recursos y con un poco de criterio y suerte quizás ganas. En el Catán, que relevó al Monopoly y marca una nueva época, ya no sólo competimos, también negociamos y nos ayudamos y hasta el final no sabremos quién gana. Finalmente, están los juegos más sociales, en los que no se compite.

-¿Qué juego te hubiera gustado crear?

-Acaba de salir uno belga Just One, muy completo. Pero que conozca todo el mundo, el Uno. Como juego no me entusiasma, Existía en muchas culturas, pero alguien estandarizó las reglas y un diseño. Y logró un juego que ha motivado a millones de personas a pasar buen rato juntos, esto es lo que me gusta de los juegos, crear algo que hace disfrutar a alguien que tú no conoces.

-¿Qué ingredientes debe tener un buen juego?

Tiene que enganchar a un jugador, ha de ser rejugable, tener una estética atractiva y piezas de calidad.