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Antídotos contra la hipocresía

José Luis Gómez y su Teatro de la Abadía llegan al Romea con el montaje de «Entremeses» de Miguel de Cervantes, que hace 20 años sirvió para arrancar la compañía

Teatro de la Abadía
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José Luis Gómez y su Teatro de la Abadía llegan al Romea con el montaje de «Entremeses» de Miguel de Cervantes, que hace 20 años sirvió para arrancar la compañía

El Siglo de Oro, en los entre actos de los dramas mitológiocs y los autos sacramentales, los teatros programaban divertimentos jocosos llamados «entremeses» donde el público «podía dejar de bostezar y divertirse un rato antes de volver a los dramas ejemplarizantes», según explica el director José Luis Gómez. Dentro de estos pequeños fragmentos de farsa, un escritor llamado Miguel de Cervantes consiguió destacar, dejando sin argumentos a un tal Lope de Vega que le criticaba «por no ser un autor teatral». «Ya lo dijo Manuel Azaña, “los españoles son criaturas cervantinas” y allí cabemos todos», comenta Gómez.

Por ello, y por muchísimas más cosas, el director del Teatro de la Abadía decidió hace 20 años reunir en un único espectáculo los «Entremeses» de Cervantes y demostrar que la palabra es un extraordinario fenómeno que repite en eco todas las debilidades del hombre hasta el final de los tiempos. Ahora, la compañía ha decidido recuperar un montaje que marcó el inicio de su trayectoria y se convirtió en referente en cómo dar nueva vida al teatro clásico. El Teatro Romea acoge hasta el 7 de junio esta excelente representación que reúne los dardos, tan divertidos como envenenados, de Cervantes contra la sociedad de su época .

En «Entremeses» nos trasladamos a un pequeño pueblo del interior español donde, en una fiesta que reúne a todos sus vecinos, deciden hacer pequeñas representaciones críticas con las costumbres de la época, desde la descriminación racial, como la hipocresía de las clases dirigentes o la perversión de la beatería dominante contra el honor de las mujeres. «Cervantes fue un maestro en esquivar la censura y las presiones de la Inquisición y crear estas bombas de relojería contra las fallas de las costumbres. Y lo bueno de Cervantes es que lo hace incluyéndose en la criba, perdonando a sus personajes», asegura Gómez.

La clave para dar nueva vida a estos pequeños artefactos cómicos fue encontrar su relación con la comedia del arte, de la que Cervantes estuvo muy influenciado. Una vez encontrada la puerta de entrada, la compañía trabajó en encontrar una forma correcta de representar la palabra. «No queríamos quedarnos en una aclamación perfecta, sino encontrar formas en que tuviese vida y provocase ecos y estímulos tanto en los actores como en el público», afirma Gómez. Está claro que con el éxito que cosechó la representación hace 20 años, eso lo consiguieron con creces.