El desafío independentista

Arrán, los «cachorros» de la CUP, avanzadilla de la «kale borroka» en Cataluña

El grupo radical independentista vinculado a la CUP ha protagonizado varias acciones violentas en los últimos años

Fachada de la sede central del PP catalán en Barcelona, que Arran, organización afin a las CUP, intentó ocupar
Fachada de la sede central del PP catalán en Barcelona, que Arran, organización afin a las CUP, intentó ocuparlarazon

El grupo radical independentista vinculado a la CUP ha protagonizado varias acciones violentas en los últimos años, especialmente ataques a las sedes de los partidos no nacionalistas en Cataluña.

Se hacen llamar Arrán y se definen como una “organización de jóvenes de izquierda independentista en lucha por la liberación nacional, social y de género” y uno de sus ejes es “defendernos de los ataques de los Estados español y francés que desde hace más de 300 años intentan eliminar la identidad de nuestro pueblo”, así como “acabar con el sistema capitalista”, por lo que apuestan por “la construcción del socialismo”.

Se autodefinen como “la organización juvenil independentista más grande y fuerte de los Países Catalanes” y tampoco le hacen ascos a la lucha antifascista, la solidaridad internacionalista o la lucha ecologista. Y todo ello bajo el amparo de la CUP, socios de Puigdemont y de Oriol Junqueras en el proceso soberanista y partido que les sirve de apoyo para lograr la mayoría absoluta necesaria en el Parlamento de Cataluña.

Sin embargo, más allá de la retórica de las palabras, si por algo han saltado a los medios los miembros de Arrán no es por su ideología, sino por sus acciones. La última de ellas, el asalto a un autobús turístico en Barcelona, con pintada incluida contra el turismo, que hoy han reivindicado.

También a comienzos del presente mes de julio tres de sus miembros fueron detenidos por la ocupación ante la sede del Partido Popular en Barcelona el pasado mes de marzo. Medio centenar de miembros del colectivo radical se concentró ante la sede de la formación política el 27 de marzo de este año y varios de ellos intentaron entrar. Finalmente los mossos desalojaron a los jóvenes.

En el acto estuvieron presentes la diputada del Parlament catalán de la CUP Anna Gabril y el exdiputado David Fernández.

También han protagonizado o han estado vinculados otros ataques a sedes de partidos políticos no nacionalistas en distintos puntos de Cataluña, como a la del PSC, del PP o de Ciudadanos en distintos municipios o barrios de Barcelona: pintada de esteladas en la fachada, rotura de cristales, lanzamiento de pintura roja (como ocurre también en el País Vasco) o escraches, como el sufrido por Albert Rivera o organizado directamente por la CUP.

En muchos casos, y aunque no se reivindican, muchos militantes de estas formaciones han visto violentados sus negocios o domicilios particulares o han tenido que soportar ver su cara en el centro de una diana, como le ocurrió a la líder entonces del PSC en Gerona, Pia Bosch.

Aunque no está claro cuántos integrantes forman parte de Arrán, se calcula que no más de dos o tres centenares activos, pero sus acciones están cada vez más próximas a las de la kale borroka de los cachorros de la izquierda abertzale vasca.

Han estado vinculados a muchos de los últimos desalojos de “okupas” en Barcelona y envueltos en numerosas algaradas con las fuerzas de seguridad.

Pese a que dentro de la propia CUP hay quien no aprueba sus métodos, esta última acción, la del autobús turística, muy mediática y con gran repercusión gracias a las redes sociales, les ha vuelto a poner en el ojo del huracán.