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Vivienda social

Así es la «colmena»

LA RAZÓN entra en los minúsculos habitáculos para personas con pocos recursos en Barcelona .

Hay diferentes tipos de colmena. En la imagen, aparece el que incluye una cama, un baúl y una lámpara. Foto: Miquel GONZÁLEZ/SHOOTING
Hay diferentes tipos de colmena. En la imagen, aparece el que incluye una cama, un baúl y una lámpara. Foto: Miquel GONZÁLEZ/SHOOTINGlarazon

LA RAZÓN entra en los minúsculos habitáculos para personas con pocos recursos en Barcelona .

Cada vez se habla más de que en las grandes ciudades europeas, incluyendo Barcelona, el precio de los alquileres es cada vez más prohibitivo. La media ya supera los 1.000 euros, lo que en los últimos meses y años está generando un fuerte debate. Sin embargo la empresa de emprendedores Haibu 4.0 ha aportado una idea novedosa, aunque también cargada de polémica. Se trata de pequeños habitáculos por 200 euros mensuales, pensados para gente sin casi recursos o con escasos ingresos. LA RAZÓN pudo visitar esta semana uno de estos habitáculos, situado en un piso de la Torre NN de la calle Tarragona en la capital catalana.

Son una serie de habitáculos diseñados para una persona, inspirados en algunos hoteles japoneses, cuyas habitaciones son conocidas como «cápsulas». Probablemente no son aptos para claustrofóbicos, e impacta a primera vista, ante la ausencia de ventanas. Miden 2,40 metros de largo,

1,20 de ancho y 1,40 de alto, por lo que es imposible poder estar de pie.

Con espacios comunes

El lavabo y la cocina son comunitarios dentro del edificio. Hay una cama y caben algunas estanterías, nada más en los más pequeños, pero algunas de estas cápsulas podrían tener una mesa pequeña y un baúl, dependiendo de cada persona, y por el precio de 275 euros. Ya se les conoce como «pisos colmena». Desde la empresa también los llaman así.

Observando el habitáculo, la impresión es que todo está aprovechado al máximo, con más detalles de lo que parece a primera vista. La cama no es pequeña, y debajo hay un espacio para poder guardar cosas. Las estanterías y los pequeños baúles y mesas ofrecen una relativa sensación de normalidad. Es decir, si una persona acepta el tamaño del espacio, se puede vivir en la «colmena».

De momento, el Ayuntamiento de Barcelona insiste en que no piensan darles ninguna licencia, pero Haibu 4.0 sigue adelante, asegurando que se trata de un proyecto sólido. Uno de sus socios, Marc Olivé, explica a este diario que hasta ahora tienen quince de estos habitáculos. Dentro de los precios de 200 o 275 euros entran la luz y el agua de los espacios comunes. Internet se consigue a través del wi-fi. Está previsto que comiencen a funcionar en unas tres semanas, dependiendo de la licencia.

Precisamente, los espacios comunes dejan entrever otro concepto relacionado con la «colmena». La vida en comunidad. Aparte de la ausencia de fogones, la cocina podría estar en cualquier piso. Tiene fregadero donde se pueden lavar platos, nevera, armarios y microondas. Los lavabos están separados por sexos e incluyen duchas. También podrían ser de una vivienda corriente.

Fuera del habitáculo cada persona tiene una taquilla, como las de los colegios, para poder guardar ropa, por ejemplo.

La polémica ya se ha instalado en la opinión pública. Los detractores utilizan el concepto de «nichos» o la citada «colmena», mientras que las personas que se muestran favorables aluden a los prohibitivos precios de la ciudad, y no solo de los pisos, sino también del alquiler de habitaciones individuales.

Olivé añade que «ya hemos aprobado 190 solicitudes, y tenemos unas 800 consultas pendientes». Hay que pagar por adelantado 25 euros. Este hecho levantó las sospechas del Consistorio, que puso el caso en conocimiento de los Mossos d'Esquadra. Sin embargo, la Policía Autonómica no halló ninguna denuncia por estafa. A priori, este pago por adelantado no es ilegal

Existen condiciones para conseguir el alquiler, entre ellos, el salario o ingresos (mínimo 450 euros mensuales), antecedentes policiales y edad, entre otros. Tienen que ser personas de entre 25 y 45 años. Otro requisito es que los usuarios tienen que demostrar que llevan diez años viviendo en la provincia.

«De estas 190, tenemos que dar prioridad a a 34, personas que estén en riesgo de dormir en la calle, aunque entre los demandantes hay de todo». Un hecho curioso es que han recibido solicitudes de varias ciudades españoles, que quieren vivir en los «pisos colmena», explica Olivé, aunque en este caso no cumplirían el citado requisito de llevar diez años residiendo en la provincia de Barcelona.

«Nos dicen que están durmiendo en la calle, y estos tienen una prioridad muy alta», añade. La duda es si pueden pagar 200 euros al mes. El responsable de Haibu 4.0 lo tiene claro. «Esto es lo que se piensa la gente, pero pueden hacerlo, con 200 euros lo tienen todo incluido, y al cabo de unos meses pueden remontar el vuelo».

Expansión por España

La solución para los solicitantes de ciudades españolas es que la empresa tiene previsto expanderse, por ejemplo, por Madrid y Bilbao. «Queremos ir donde haya más problemas por los precios de las viviendas», anuncia el empresario. Por lo tanto, insiste, no está pensado para turísticas, sino únicamente para autóctonos de cada provincia.

Respecto a la duración del alquiler, no puede ser solo por un mes. Tiene que ser de seis meses a un año, que es el límite temporal para los solicitantes. Ello implica que la gente en el paro no puede entrar en la «colmena», por el motivo de que se pueden quedar sin ingresos en poco tiempo. Sin embargo, este dato conlleva dudas, teniendo en cuenta algunos condicionantes, como el ingreso mínimo de 450 euros al mes, o la posibilidad de dejar de tener dinero de repente o al poco tiempo.

A diferencia de los hoteles japoneses de este estilo, estos habitáculos no se encuentran en el mismo edificio, sino que están desperdigados por toda la ciudad. Sin embargo, hay una diferencia.

En estos «hostels» nipones solo cabe una cama, nada más, y están pensados más bien para jóvenes turistas, pese a que sus precios no sean del todo módicos, al contrario que en otros países asiáticos. La empresa tiene proyectos de expansión, concretamente en Girona, Tarragona y Lleida, en lo que se refiere a Cataluña.

La idea es que ninguna de las «colmenas» esté aislada, de esta manera sus usuarios incluso podrían compartir los gastos de los espacios comunes, volviendo a la idea de cooperación y comuna.

Todo comenzó de dos maneras. Unos carteles que aparecieron por la ciudad, en los que salía e–mail, precio y requisitos, pero no el tamaño.