Teatro
«Ben-Hur», lo que la película nunca enseñó
El Teatro Coliseum acoge la loca comedia de Yllana y Nancho Novo que triunfó en el Festival de Mérida
A Charlton Heston nunca le gustó «Ben-Hur» porque no le dejaron llevar su arma. Le dejaron llevar una gallina, pero se negó en rotundo, dejando en el tintero una de las mejores escenas de la novela que inspiró la celebre película de William Wyler.
A Charlton Heston nunca le gustó «Ben-Hur» porque no le dejaron llevar su arma. Le dejaron llevar una gallina, pero se negó en rotundo, dejando en el tintero una de las mejores escenas de la novela que inspiró la celebre película de William Wyler. El libro se titulaba, «Ben-Hur: Una historia de Cristo», escrito por el general Lewis Wallace, todo un best seller a finales del siglo XIX que cuenta el despertar del cristianismo a partir de la vida de un príncipe judío, Judá Ben-Hur. La novela tuvo tanto éxito que fue la más vendida en Estados Unidos hasta la publicación en 1936 de «Lo que el viento se llevó», de Margaret Mitchell.
Según cuenta Atticus Volmann en su clásico «Rumores y mentiras en el Hollywood del cinemascope», Heston llegó a disparar a la novela de Wallace con su viejo Colt 45. Le dio. Cogió el ejemplar caído al suelo, ahora con un enorme agujero de bala en el centro, y se lo enseñó a los productores de la película gritando: «¡véis como salen armas en la novela!». Ni aún así. «Seguro que no quieres salir con una gallina», le dijeron y corrieron a esconderse detrás de un árbol. Nunca filmaron esa escena, pero Atticus Volmann deja clarísimo que Heston no disparó nunca a esa gallina. Murió en su casa con su familia muchos años después
Lástima que todas las historias del libro de Atticus Volmann sean mentiras y rumores, tanto, que hasta el mismo libro es una mentira o un rumor, pero ilustra bien el espíritu del montaje «La historia jamás contada de Ben-Hur» en el que la compañía Yllana da una vuelta de tuerca a la historia con la carrera de cuádrigas más famosa de todos los tiempos. «He hablado con mucha gente y me he dado cuenta que la mayoría no tiene ni idea de qué pasa después de la carrera de cuádrigas. Como siempre dan la película después de comer, todos se quedan dormido antes. Nosotros explicamos sobre todo esto, lo que pasa después y que es el auténtico meollo de esta increíble historia», aseguró ayer Juan Ramos, miembro de Yllana y responsable de la dirección artística del espectáculo.
El Teatro Coliseum, con sus columnas clásicas, es el espacio perfecto para acoger un montaje que entusiasmó en el último Festival de Mérida, con 3.000 personas cada día riendo y aplaudiendo sin parar. Del 22 de febrero al 24 de marzo, el teatro de la Gran Vía acogerá esta parodia que se ríe de todos los tópicos de las pemplum romanas y nos muestra todo aquello que la película de Charlton Heston no se atrevió a enseñar. «El montaje arranca tal y como comenzaba la novela, con la visita de los tres Reyes Magos a Belén a ver el nacimiento de Jesús. A partir de aquí hay infinidad de sorpresas», insiste Ramos.
Actores sobre explotados
El elenco lo forman Elena Lombao, Agustín Jiménez, Richard Collins-Moore, Víctor Massán, Fael García y María Lanau. Cada uno de ellos interpretan a una media de cinco personajes cada uno en un juego de disfraces que rompe constantemente con la cuarta pared y que busca hacer participar al público. «Nos parecemos más a “La vida de Brian” que a la película de Charlton Heston, pero no sólo nos reímos del mundo romano, sino que damos pinzaladas sobre la realidad social de entonces y de ahora», afirmó Jiménez.
Una enorme pantalla es el eje de una puesta en escena que consigue hacernos creer que estamos dentro de una película. De esta forma, podremos ver desde la espectacular carrera de cuádrigas a la famosa batalla naval, con un barco enorme en escena. «Desde Yllana hemos insistido en la dinámica del movimiento de los actores para que el público crea que está realmente viendo una carrera», afirma Ramos. Reflexiones sobre el papel de la mujer en aquella época, la religión o la libertad se mezclan con la más feliz hilaridad en un texto firmado por Nancho Novo, todo un experto en el mundo romano.
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