Teatro

Cataluña

Bernard-Marie Koltès llega al TNC con su canto al deseo

Joan Ollé dirige a Ivan Benet y Andreu Benito en una nueva adaptación de «En la solitud dels camps de cotó», una obra que desde 1987 pone «luz en la oscuridad»

Ivan Benet es aquí el hombre razonable, diurno, lleno de paralizantes represiones y Andreu Benito es su némesis, una especie de conseguidor de los bajos fondos que le ofrece al otro todo lo que pueda desear
Ivan Benet es aquí el hombre razonable, diurno, lleno de paralizantes represiones y Andreu Benito es su némesis, una especie de conseguidor de los bajos fondos que le ofrece al otro todo lo que pueda desearlarazon

A mediados de los 80, el dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès deambulaba una madrugada por los callejones más macabras del bajo Manhattan.

A mediados de los 80, el dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès deambulaba una madrugada por los callejones más macabras del bajo Manhattan. Estaba solo, sin mayor ambición que estar cerca de lo que las grandes ciudades siempre esconden. De pronto, un hombre grande apareció por su espalda. «¿Qué quieres? ¡Tengo de todo!», dijo eufórico, sin creer en aquel extraño Koltés cuando le contestó que no, que no quería nada. Pero en la mente de ese hombre, nadie llegaba solo hasta allí si no quería algo, así que era estúpido negarlo. Insistió y hasta aquí no se sabe más de esta historia, salvo que le sirvió de inspiración para uno de sus últimos dramas, «En la solitud dels camps de cotó».

La Sala Petita del Teatro Nacional de Cataluña (TNC) acoge una nueva adaptación de una de las mejores obras de Bernard-Marie Koltès, y uno de sus últimos dramas, porque se estrenó sólo dos años antes de su muerte en 1989. «Fue un año fatídico para el teatro, con la muerte además de Samuel Beckett y Thomas Bernhart. Como éstos es un autor fundamental y no podía ser que el Nacional no hubiese montado ninguna de sus obras», señaló ayer Xavier Albertí, director artístico del TNC.

De esta forma, del 19 de enero al 19 de febrero, el teatro acogerá una obra dirigida por Joan Ollé y protagonizada por Andreu Benito e Ivan Benet. «Hice mi tesina en el Institut del Teatre de esta obra. Me decía que de mayor yo quería interpretarla y ahora lo he podido hacer. Conocí a Koltès a partir de un taller del mismo Ollé», explica Benet, que recuerda que éste es el octavo montaje que comparte con el director.

La historia es la misma que la anécdota personal de Koltés. Un hombre se pierde en su paseo por una parte oscura de la ciudad y allí se encuentra con un misterioso hombre que, como si de un «dealer» se tratara, le ofrece cumplir cualquier cosa que desee. Él insistirá que no quiere nada, que si está allí no es más que por una malsana casualidad, pero empezarán una conversación que pronto derivará en una negociación. «Estamos ante un cliente que no acepta su papel y un comerciante que sabe que si está allí y a esa hora, es indudable que quiere algo. Empezarán a negociar y esto se convertirá en un acto de seducción, de abrir el mundo a los deseos, cualquiera que sean», asegura Ollé.

El director ha propuesto una puesta en escena, como no podía ser de otra manera, oscura, con pocos elementos, en la que los actores trabajan sobre una tarima con el punto central elevado, lo que posibilita que se mueva por los lados cuando los actores se muevan allí. «Nos interesó mostrar cómo se puede perder el equilibrio a partir de una sencilla gestualidad», señala Ollé.

Para el director, las obras de Koltès están arraigadas en otros monstruos como García Lorca, Jean Genet y Pier Paolo Pasolini. «Está claro que le influyeron. Como autores homosexuales, estaban acostumbrados a refugiarse de su pequeña oscuridad para proyectar luz desde allí. Es, sin duda, el gran autor de la segunda mitad del siglo XX», comenta Ollé.