Cine

Cine

Brindis a la italiana

Los Verdi acogen la VII edición de la Mostra del Cinema Italià con 10 películas y 6 cortos

Fotograma de «Capri-Revolution», de Mario Martone
Fotograma de «Capri-Revolution», de Mario Martonelarazon

Los Verdi acogen la VII edición de la Mostra del Cinema Italià con 10 películas y 6 cortos.

El cine italiano está lleno de iconos. «Todo el arte es autobiográfico», dice Fellini, que sí, creía que todo el arte hablaba de él y la mayoría sólo para insultarle. «En “Blow up” usé mi cabeza de forma instintiva», contesta Antonioni, pero su cabeza decía que no, que no, que ella no tenía nada que ver, y socorro, insistía, me está culpando de todo y siempre es él con predemitación y alevosía., tiene muy claro lo que hace. «No hay nada gratuito en mis filmes», dijo entonces Darío Argento para darle la razón a la cabeza de Antonioni. Todo el mundo sabía que Argento es muy agarrado. «Yo miré mi cara en el espejo y me dije, no, mi ambición no es ser actor», añadió Dino de Laurentis, un productor feo, como tiene que ser. El cine italiano no sólo está lleno de iconos, está lleno de talentos que hablan por los codos.

Y, sin embargo, qué grandes son sus películas. «Todos los personajes de mis filmes están enfrentándose a sus problemas, necesitando libertad, intentando buscar una manera de dejarse llevar, pero fracasando a la hora de escapar de su conciencia y el sentido del pecado», insiste Antonioni, que un día vio un hombre cargando con cuatro hijos, una hipoteca, un compañero de trabajo pelmazo y una mujer que le grita que es un idiota y dijo, «bah, no me interesa». ¡Cómo se equivocó. «Incluso si hiciese una película de un filete de ternera sería sobre mí», insistía Fellini, que sí, que se quería tanto que nunca comía filetes porque le hacía cosquillas el roce del cuchillo en la carne. ¡Qué grandes eran los maestros del cine italiano! ¡¡Y qué italianos!!

Mientras, en la otra habitación, Roberto Rosellini no sabía muy bien la diferencia entre optimismo y pesimismo. «No soy un pesimista. Percibir el mal donde existe es, en mi opinión, una forma de optimismo», decía, y no, Roberto, no lo es, tu opinión no puede cambiar el significado de las palabras. El optimismo es otra cosa. Por suerte no hay que escuchar para nada a los cineastas, sólo ver sus películas. «Para mí es una señal de mediocridad cuando demuestras gratitud con moderación», dijo Roberto Benigni después de que cuatro personas tuvieron que separarle de Rosellini, harto de tantos besos y abrazos gratuitos, pero optimista. Y, sin embargo, Benigni tenía razón, todos deberíamos tirarnos encima de Rosellini a agradecerle sus películas.

Uno de los que los separó era Vittorio de Sica. «La indignación moral es 2 por ciento moral, 48 por ciento indignación, y 50 por ciento envidia», dijo y Benigni se tiró encima suyo para que no se sintiese mal. «Yo creo que hay demasiado directores tomándose a sí mismos demasiado en serio», dijo entonces Luchino Visconti y todos se rieron de él porque tenía toda la razón del mundo. El cine italiano está lleno de iconos. Y lo mejor es que en 2018 tienen grandes sucesores.

Los cines Verdi vuelve a acoger la séptima edición de la Mostra del Cinema Italià, festival que demuestra que el cine italiano cuenta con nombres muy interesantes para un futuro brillante. Un total de diez largometrajes y seis cortos estrenados en 2018 se podrán ver del 14 al 18 de diciembre y de forma gratuita. Seleccionados por el prestigioso crítico Giorgio Gosetti, son películas premiadas en la última edición de festivales como Locarno, Berlín, Toronto o Cannes. Los iconos han vuelto

Entre las cintas presentes destaca «La terra dell'abastanza», de Damiano y Fabio D'Inocenzo, cinta que narra la historia de dos amigos en Roma y cómo cambiará su vida tras atropellas a un hombre y darse a la fuga. Otra increíble película es «La strada deli Samouni», de Stefano Savano, un drama lírico de un estremecedor simbolismo centrado en las tragedias que encierra la ciudad de Gaza.

Otra película multipremiada es «Capri-Revolution», de Mario Martone. El filme nos traslada a la isla de Capri en 1914 y cómo va desmantelándose sus ambiciones utópicas ante una realidad cada vez más oscura y cruel. Y hay que mencionar también a «L'Ospite», de Duccio Chiarini, una comedia agridulce de lo difícil que es conciliar la vida adulta. Quien quiera saber quién son y cómo viven los italianos, no pueden perderse un ciclo que demuestra que los Fellini, Antonioni, Visconti y Rosellini sí tienen sucesores.