Fotografía

Con otros ojos por la ciudad

En «Suite Barcelona» se reúne una selección de las 3.000 fotografías que Joan Pla ha captado de la ciudad.

Un grupo de turistas en el Estadi Olímpic
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En «Suite Barcelona» se reúne una selección de las 3.000 fotografías que Joan Pla ha captado de la ciudad.

Entre 2010 y 2016, Joan Pla decidió recorrer Barcelona por su cuenta. No buscaba la Barcelona de postal, la que ciega a los turistas con su colorido y su luz. Con su cámara quiso encontrar esa otra ciudad, con sus sombras y sus personajes anónimos, aquellos que hacen cada día la vida de la capital catalana. El fruto de todo eso es un libro de fotografías de publicación reciente y titulado «Suite Barcelona», una selección de imágenes entre las 3.000 que tomó en ese tiempo. De esta manera, su autor sigue la estela de lo que de Xavier Miserachs, Francesc Català-Roca, Joan Colom o Leopoldo Pomés, los mismos que hicieron en las décadas de los 50 y los 60 una labor parecida plasmando lo que nadie quería retratar.

El propio Joan Pla explica, en la introducción de su libro, que él ya no ha podido retratar aquellos personajes y paisajes urbanos que fueron modelos de sus predecesores. Barcelona ha cambiado mucho y eso no ha pasado desapercibido para este autor. «Ahora he tenido que contentarme con fotografiar a los mendicantes, los “sin techo”, los turistas, los manteros, los restaurantes chinos, las tiendas paquistanís, las motos, los coches, las bicis, los patinetes eléctricos, los “runners”, las tiendas “low cost”, los músicos callejeros, los “tapa-tapa”, las colas del aeropuerto, los “graffitis”, las “plazas duras”, los “tatoos”... Todo es tan distinto que hasta han tenido que crear palabras nuevas para definir el escenario actual».

La intención de Pla es, pese a todo, alejarse de la realización de un ejercicio de nostalgia. Todo ello se limita a decir con sinceridad: esto es lo que hay.

¿Y qué es lo que hay? Pues, por ejemplo, un paseo por ese efecto exhibicionista de la ciudad, con barceloneses de pro y accidentales autorretratándose para mayor gloria de las redes sociales. Es la ciudad de los prodigios, como la llamaba Eduardo Mendoza, pero con sus luces y sus sombras, con la masificación turística que acaba ocupando sus principales vías, como pasa en la playa de San Sebastián, en el barrio de la Ribera o en la Rambla.

Pese a lo que puede parecer una mirada crítica, Joan Pla escapa de la perspectiva pesimista. El fotógrafo explica que «paseando por la ciudad he encontrado cosas deliciosas, como la alegría de los niños jugando en los parques infantiles cada vez más numerosos de la ciudad; cosas entrañables, como la paz que destilan los mayores sentados en los parques públicos, leyendo el periódico o repasando la quiniela; cosas históricas como los edificios y fachadas que se conservan en el barrio gótico; cosas de valor cultural, como las mansiones modernistas del Paseo de Gracias», entre muchas otras. De esta manera, el fotógrafo construye un discurso en el que surge un palomar urbano en Ciutat Vella; aparecen retratos de Rodoreda y Espriu en fachadas de Les Corts; o los niños se divierten en el tío-vivo del Tibidabo. Vázquez Montalbán hablaba de muchas Barcelona. Eso ha encontrado Pla.