Cómic

Cuando el cómic hizo «¡boom!»

Hoy arranca el 36 Salón Internacional del Cómic con una gran exposición dedicada al auge del cómic para adultos de finales de los 70 y principios de los 80 en una España que superaba la censura

En el 1977 se clausuraba la censura previa y empezaron a aparecer cómics para adultos. En pocos años se establecieron unas 60 publicaciones que dieron pie a toda una nueva generación de dibujantes, así como la reinvención de la vieja escuela, en un sector que vivía como loco recuperar el tiempo perdido. Revistas como «El Víbora», «Creepy» o «1984» fueron la punta de lanza de esa efervescencia creativa
En el 1977 se clausuraba la censura previa y empezaron a aparecer cómics para adultos. En pocos años se establecieron unas 60 publicaciones que dieron pie a toda una nueva generación de dibujantes, así como la reinvención de la vieja escuela, en un sector que vivía como loco recuperar el tiempo perdido. Revistas como «El Víbora», «Creepy» o «1984» fueron la punta de lanza de esa efervescencia creativalarazon

Hoy arranca el 36 Salón Internacional del Cómic con una gran exposición dedicada al auge del cómic para adultos de finales de los 70 y principios de los 80 en una España que superaba la censura.

A finales de los 70, España era algo así como un espacio sucio, embarrado y brutal, con una nueva libertad sobre la mesa ansiosa de tomar forma. La muerte de Franco posibilitó que en 1977 se iniciase el proceso para acabar con la censura previa y eso abrió la puerta para que los bárbaros, los salvajes, los imaginativos, los artistas y los poetas volviesen a salir a la calle. «¡A la carga!», cantaban. Los dibujantes de cómic empezaron a pintar aquella sociedad sucia y brutal y en las calles aparecieron los primeros colores. Algo había hecho «boom» y todos quisieron participar en la fiesta.

El Salón del Cómic abre hoy sus puertas y lo hace con una exposición que rememora aquellos mágicos años, en los que el cómic para adultos invadieron los quioscos y una nueva generación encontró por fin los colores con los que veía el mundo. «En tiempos de Franco, los cómics estaban catalogados como historietas infantiles y juveniles, con lo que era muy difícil que dejasen pasar contenido más adulto. Así que cuando se acabó la censura previa, aquello fue una gran explosión de talento contenido durante años», asegura Antoni Guiral, director de contenidos del Salón.

Mark Twain tiene una frase genial que define la estupidez de la prohibición de ciertos contenidos culturales. «La censura es decir a un hombre que no puede comer filete porque un bebé no puede masticarlo». Los lectores estaban hartos que se les tratase como a un bebe y la irrupción de los cómics de contenidos más subidos de tono encontraron pronto su público potencial. En 1977 ya aparecieron revistas como «Trocha» o «Totem», que introdujeron a los grandes maestros del cómic internacional del momento como Moebius, Milo Manara o Jacques Tardi.

Pronto se le añadirían piblicaciones como «Blue Jeans» o «El Jueves», para abrir paso a partir de 1979 a títulos míticos como «El Víbora» o «1984». «Aquella explosión de creatividad puso los fundamentos de lo que es el cómic hoy día y posibilitó los primeros pasos de grandes editoriales del sector como Norma o La Cúpula. Aquellos dibujantes abrieron la imaginación de toda una generación», comenta Guiral.

El «boom» fue tal que en los 80 se abrieron hasta 60 revistas, cada una con su propio recorrido, pero muchas cuya trayectoria llegó al cambio de siglo. Las primeras introdujeron temáticas como el terror o la ciencia ficción y la fantasía. Después se apostó por contenidos eróticos y de gran carga social, hasta conseguir una perfección total entre el contenido estético y el narrativo. «Aquella época posibilitó una explosión de libertad que hoy no existe. vivimos unos tiempos en que la correción política hace que los editores y los propios autores frenen sus impulsos. Está claro que mucho de lo que se publicó en 1980 no se podría publicar hoy día», afirma Guiral.

Tanto es así, que la exposición está prohibida para menores de 18 años, aunque la mayoría de viñetas siguen teniendo un aire ingenuo y naïf dentro de su provocación. En total, se puede ver el trabajo de 53 dibujantes de aquella vibrante era. Cada uno ha elegido dos originales para ejemplificar la efervescencia y ambición de aquella época. Además, gentileza de la Biblioteca Tecla Sala, hay una mesa con numerosos ejemplares de revistas de la época que el público podrá ojear.

De Nazario a Jordi Benet

La exposición nos muestra el trabajo de grandes autores como Jordi Bernet con su «Torpedo» o Pep Brocal y su serie «¡Hola Terrícola!» para la revista «Zona 84», auspiciada por uno de los editores claves del «boom», Josep Toutain. «Fue una época muy rica en diferentes líneas y propuestas estéticas. “El Víbora no tenía nada que ver con “Zona 84”, con la que se complementaban unas con otras. Hemos querido poner un ejemplo de todas», añade Guiral.

Los jóvenes que visiten la exposición se harán una idea de la época heroica del cómic, cuando era tan importante como la canción protesta para la generación anterior. Para quienes vivieron aquella época, revivirán aquellos años mágicos en el que todo parecía posible, con nombres como Nazario, Amador García, Marta Guerrero o Carlos Jiménez.

Super López y Jack Kirby, las grandes exposiciones Ópera Actual

Las otras dos grandes exposiciones del salón son una dedicada a Jan y su Super López, con cerca de 60 originales de un personaje que a final de año verá el estreno de su versión cinematográfica. En cuanto a Jack Kirby, se presentan 31 originales de todas sus épocas, toda una maravilla.